La semana pasada unas amigas y yo fuimos a tomar café; me acordé de un testimonio que leí sobre las buenas conversaciones y me alegró que me sucediera algo parecido, por eso se los cuento.
Al llegar había una persona en el grupo que no conocía. Inmediatamente me identifiqué con ella pues ambas hemos recorrido diferentes lugares y ahora estamos viviendo en Mérida. Cada una de las presentes hablamos de la casa, los hijos o el trabajo; compartimos inquietudes, dimos opiniones, defendimos diferentes posturas y encontramos puntos de encuentro; compartimos valores. Todas tuvimos oportunidad de hablar y, sobre todo, de escuchar. Definitivamente nos llevamos en la boca el sabor de un delicioso café y en el corazón, muchos motivos para agradecer a Dios: el don de la vida, la familia, nuestra fe y los aprendizajes en el transcurso de la vida.
Después de dos horas de conversación constructiva y positiva nos despedimos. Pensé: gracias, Señor, por poner en mi camino seres humanos maravillosos y por recordarme que algo tan sencillo y cotidiano como un café puede convertirse en el inicio de algo extraordinario como lo es una bella amistad.- María.- Si tienes un testimonio para compartir comunícate con Ana María al 944-96-73 o escribe al correo testimonios _de_vida@hotmail.com.