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Cien años de una vida de trabajo

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Una vida de trabajo, ajena a los vicios y en la que el ejercicio siempre ha estado presente, es la que ha llevado el señor Francisco León Carrillo Sánchez, quien ayer cumplió 100 años de vida.

El centenario vecino de la colonia Azcorra celebró su onomástico rodeado de familiares y con un pastel.

Francisco Carrillo nació el 11 de abril de 1915 en Tunkás. Sus padres fueron los señores Serapio Carrillo Lugo y María Coleta Sánchez.

Cuenta que, en su época, desde la infancia había que trabajar, de manera que ayudaba a su padre en la transportación de madera de su pueblo natal a Cenotillo. Para ello se levantaba a las dos de la madrugada, cuando iba por los caballos, los bañaba y enlazaba a la carreta para luego ir por la madera y llevarla al siguiente pueblo.

En una de esas ocasiones le sucedió algo inesperado: en el trayecto tenían que pasar por donde una persona se había suicidado colgándose de un árbol; al llegar a ese tramo los caballos relincharon y se detuvieron de golpe, causando que los maderos se soltaran y lo golpearan. Apenas pudo continuar, llegó casi privado al pueblo.

Según decía la gente, los animales podían ver el fantasma del suicida y por eso se negaban a pasar.

Muchas anécdotas vivió durante su infancia y juventud, pues también se dedicó a la milpa y fue chiclero, llegó a caminar tres leguas de ida y tres de vuelta para llegar a su casa.

Acostumbrado a caminar, cuando cambió de labor no dejó de hacer ejercicio y aun a la fecha camina y corre todos los días.

Por la mañana se levanta a la seis y lo primero que hace es salir al patio, porque está empeñado en recoger las hojas que caen, a pesar de que su familia le ha dicho que no tiene que hacerlo.

Luego desayuna, descansa un rato y se refresca, camina y corre por el interior de la casa, en la sala y el comedor, para después bañarse.

Cuando se casó con Casimira Canul Castro, alrededor de los 25 años —porque “no lo recuerdo”, confiesa—, su suegro le enseñó el oficio de la panadería y fue a éste al que se dedicó durante prácticamente toda su vida.

Dejó su natal Tunkás para emigrar a Temax y de ahí a Mérida, donde abrió su panadería, la cual atendió hasta que cumplió los 80 años y su familia le exhortó a llevar una vida más descansada.

Cuenta que fue bailador y en su tiempo bailaba vals y danzón; aún hoy se mueve al ritmo que le pongan.

También jugó béisbol con varios equipos. Ese deporte le gusta y ahora lo ve por televisión en sus ratos de ocio. Francisco León asegura que no sufre de enfermedad crónica alguna, su único problema de salud es su disminución auditiva.

Con Casimira Canul tuvo tres hijos: Hérbert René, José Efraín y Breyna Nacira.— Iris Ceballos Alvarado

 

 


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