Un malentendido ocasionado por una persona que desconocía el protocolo diplomático y no tenía autorización para representar a México motivó que migrantes coreanos llegaran a Yucatán, reveló Javier Corona Baeza en la conferencia que ofreció anoche en la sala audiovisual del Centro Cultural Olimpo.
En su charla, “110 años de la migración coreana a Yucatán”, el periodista recordó que Progreso recibió en 1905 a 1,014 coreanos, cuya travesía comenzó en Pusán, antes conocido como Chemulpo.
La historia en realidad empezó en China, a la que el comerciante británico John G. Meyers viajó a nombre de hacendados yucatecos para reclutar mano de obra de ese país. Ahí las autoridades del imperio le informaron que el asunto no podían tratarlo con él por no tener autorización del gobierno mexicano ni hallarse el cónsul de México.
Meyers quiso dejarles una copia del tratado que lo amparaba, pero sólo disponía de una, así que decidió darles la parte en inglés, que separó del documento que llevaba. Esta acción causó indignación y alboroto, pues atentaba contra un documento considerado sagrado por llevar el sello del emperador chino.
Meyers finalmente logró salir de esta situación. No se sabe a ciencia cierta cómo procedió después, pero se cree que a través del cónsul de Japón en China supo de los intereses de aquel país sobre Corea y entró en contacto con el director de una firma colonizadora que reclutaba trabajadores japoneses y coreanos. En siete meses, el británico reclutó a mil coreanos para trabajar en Yucatán.
Javier Corona publicará más información del tema en próximo libro.- Claudia Sierra Medina