Miguel Ángel Serrato Cruz, investigador de la Universidad Autónoma Chapingo (UACh), señala que la aplicación de ciertos tipos de flores como el Cempasúchil y la hierba de Santa María serían necesarios en la industria avícola para la coloración de la yema de los huevos y del maíz amarillo. También se usa en la producción de bovinos y crustáceos.
Entre las especies que se han analizado, se encuentra una proveniente de Chilapa, Guerrero, que ofrece siete gamas de anaranjados.
“Ya iniciamos un programa de selección de mejoramiento genético para que podamos obtener en unos cuatro años muchas variedades para que a partir de ellas podamos generar (entre otras cosas) la opción culinaria de su consumo”, adelanta el especialista.
Esta especie, de sabor similar al de la flor de calabaza, también puede prepararse como atole y tamales, el problema es la falta de recursos, pues el presupuesto anual fue recortado por la Sagarpa.
Desde el año pasado, la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa) recortó el presupuesto del Sistema Nacional de Recursos Fitogenéticos (Sinarefi) al que está integrada la red.”Por falta de financiamiento de las redes se desmantela la iniciativa de investigación nacional”, explica.