
MADRID (EFE).— La organización ecologista más combativa, Greenpeace, otorga su timón por primera vez en 40 años de historia a dos mujeres: Jennifer Morgan y Bunny McDiarmid, quienes asumen la dirección internacional con la convicción de que solucionar la crisis ambiental requiere cambiar el modelo económico.
“Nuestro principal reto es hacer entender a la sociedad que solucionar los problemas ambientales implica atajar de fondo las desigualdades y los desequilibrios del sistema económico actual”, coinciden ambas en una entrevista con EFE.
El cambio climático y la destrucción de los ecosistemas “tienen su origen en el desequilibrio de poderes que hay en el mundo, en que sean los intereses de un reducido grupo de personas ricas los que muevan el mundo”, subraya Jennifer.
Esos individuos “son los que suelen bloquear las soluciones a los problemas ambientales”, dice Bunny.
Además de ser las primeras mujeres en asumir la dirección de Greenpeace Internacional, son también las primeras en hacerlo de forma compartida; no se conocían personalmente aunque ambas tienen una experiencia de tres décadas en la defensa del planeta.
Jennifer es estadounidense y en los últimos años ha sido directora de cambio climático de World Resources Institute (WRI), donde la comunidad internacional la ha reconocido como una personalidad fundamental para lograr el Acuerdo de París. La neozelandesa Bunny es una veterana activista de Greenpeace en su país.
“Creando una codirección, Greenpeace envía el mensaje de que necesitamos más liderazgos compartidos alrededor del mundo para resolver la crisis ambiental; el hecho de que seamos mujeres no debería ser noticia en el año 2016, aunque espero que sirvamos de inspiración para que muchas otras asuman posiciones similares”, considera Jennifer.
Para Bunny, el problema medioambiental más apremiante en estos momentos es “el cambio climático y la pérdida de biodiversidad”.
“Estamos en un momento en que lo que hagamos ahora en estas dos materias va a tener un impacto fundamental en el mañana”.
“Desde Greenpeace vigilaremos que el Acuerdo de París entre en vigor tan pronto como sea posible, preferentemente este año, y que los gobiernos actúen más rápidamente y vayan más allá de lo que se han comprometido”, subraya Bunny.
A juicio de ambas, “es vital que las emisiones de CO2 toquen techo en 2020, y que el dinero deje de fluir hacia los combustibles fósiles y se desvíe hacia las renovables”.
Sobre los errores que ha cometido Greenpeace en el pasado y que les gustaría evitar, Bunny admite que la organización está ahora “más abierta a trabajar y a colaborar con un grupo más amplio de gente de lo que lo estaba en el pasado”.
“Más que como un error, lo veo como una evolución de nuestra organización; pero sí, nuestra intención es abrir la organización y construir alianzas con gente con la que antes no estábamos tan dispuestos a colaborar”.
De un vistazo
Respuesta rápida
En diez años, a Bunny McDiarmid le gustaría “haber convencido a los gobiernos para actuar rápidamente contra el cambio climático y llegar a tiempo, haber conseguido un giro hacia la sostenibilidad por las empresas y el sector energético, y reconducido a la industria pesquera hacia prácticas más sostenibles”.
Enriquecimiento
A Jennifer Morgan le encantaría “que esas millones de personas que hoy no cuentan con acceso a la energía lo tengan mediante las renovables; que no haya multinacionales enriqueciéndose a costa de destruir ecosistemas y que hayamos sido capaces de transitar hacia un nuevo modelo de desarrollo atendiendo a los más vulnerables y, a la vez, menos responsables del cambio climático”.