BARCELONA (EFE).— La Ropateca es un nuevo concepto de tienda de moda en Barcelona, donde funciona como una biblioteca, aunque en lugar de libros presta ropa a los socios, que pagan una cuota mensual de 15 euros que les da derecho de utilizar hasta tres prendas.
La tienda, pionera en España y que de momento cuenta con 400 piezas de ropa, la abrieron dos hermanas alemanas que llevan tres años viviendo en la ciudad: Christine, estudiante de Ciencias Políticas, y María Schorn, financiera en el sector de las telecomunicaciones.
Christine recuerda que la Ropateca se inauguró en diciembre pasado y les ha funcionado muy bien. “Cada mes crece el número de personas que se apuntan a esta fórmula para vestir a la moda y variar de ropa sin necesidad de comprarla”.
Según cuenta, querían montar algo que no supusiera mucha inversión y sabían por una amiga que en Hamburgo (Alemania) había una tienda de préstamo de ropa por internet que funcionaba muy bien.
Añade que “pensamos que podíamos hacer lo mismo pero en una tienda de verdad, en la que las mujeres pudieran probarse la ropa y tocarla, y alquilamos un local de 50 metros cuadrados en el Raval para empezar”.
Para la emprendedora, aunque a la gente le cuesta acostumbrarse al tipo de negocio y compartir ropa, “esta fórmula tiene mucho futuro, primero por la crisis y luego porque está de moda compartirlo todo”.
El negocio empezó con la propia ropa de las hermanas y con la de familiares y amigos, pero ahora tienen también prendas donadas por las socias, aunque “nos gustaría poder colaborar con diseñadores que producen bajo condiciones justas y de una manera sostenible para servir de plataforma a sus creaciones y ampliar la oferta a las socias”.
En su mayoría sus clientes son mujeres de 20 a 40 años interesadas en la moda y a las que les gusta probar cosas nuevas. De momento tienen a disposición ropa informal y alguna de fiesta, de las tallas 36 a la 44, al igual que algunos complementos.
Ellos no
Descartan hacer lo mismo para hombres, ya que creen que esta fórmula funciona mejor con las chicas “porque tienen más opciones para vestirse que los chicos”.
Para ser socio hay que llenar un formulario con datos básicos y firmar condiciones de uso que comprometen a tratar la ropa como si fuera propia, “porque en realidad”, puntualiza Christine, “es de todas y se tiene que cuidar”.
“En caso de que pase algo grave se tiene que pagar, aunque no ha pasado nunca”.
A las socias se les permite llevarse prendas las ocasiones que quieran, pero nunca más de tres a la vez, y tienen que devolverlas en el plazo de un mes, y si se pasan de este tiempo tienen que pagar otros 15 euros de multa.
Toda la ropa que se puede lavar en casa se tiene que devolver limpia; si alguien no quiere hacerlo la misma tienda lo hace por otros 20 euros al mes. De la que se tiene que llevar a la tintorería ellas mismas se ocupan.