WASHINGTON (AP).— En ocasiones, los pacientes terminales piden acceso de emergencia a fármacos experimentales, desesperados por un tratamiento de última oportunidad aunque haya pocas pruebas de que les ayudará. Por esa razón, el gigante farmacéutico Johnson & Johnson ha pedido consejo a expertos independientes en Bioética sobre cuándo aceptar o negar esas peticiones.
La división Janssen Pharmaceutical Cos. de J&J emprendió un programa piloto con la División de Medicina Ética de la Universidad de Nueva York para revisar las solicitudes que se reciben del “uso compasivo” de ciertos fármacos experimentales.
Según el plan anunciado ayer, el jefe de Medicina Ética de la universidad, Arthur Caplan, establecerá un comité para evaluar estos casos y asesorará a Janssen, que tomará la decisión final. El programa se centrará en un fármaco concreto, no especificado, pero podría expandirse si tiene éxito.
El programa piloto ayudaría a crear un modelo para la industria al emplear principios éticos que rijan el uso compasivo, a fin de que todo el mundo tenga una oportunidad justa, señala Caplan. Janssen pagará una cuota estándar a la Facultad de Medicina por el trabajo de los integrantes del comité. Caplan no recibirá dinero.
Por lo general, los pacientes logran acceso a fármacos experimentales apuntándose en ensayos clínicos. Algunas empresas también desarrollan “programas de acceso expandido” para medicamentos prometedores que se han usado en importantes estudios ya finalizados y están bajo revisión de la Administración de Alimentos y Fármacos (FDA).
Cuando los pacientes no logran acceder a estas vías, a veces sus médicos piden el empleo compasivo de un fármaco experimental concreto. La FDA no suele bloquear las peticiones legítimas, pero las farmacéuticas no están obligadas a aceptar. Puede que no tengan dosis suficientes disponibles o que no consideren que el paciente es idóneo para el medicamento, o que teman que una mala reacción pueda perjudicar la aprobación futura.
Fármacos Medida
Interés público
El uso compasivo acaparó titulares el año pasado en Estados Unidos cuando una pareja protestó en redes sociales para convencer a la firma Chimerix de dar a su hijo una medicina experimental que lo salvó de una infección viral.
Fuente: AP