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Tarjetas de invitación, la manera de enamorar del siglo XIX

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¿Me permite acompañarla a su hogar? Sí / No (Foto: Alan Mays)
“Querida señorita: es sensible y buena. Tiene todos los encantos de una mujer. Sus ojos resaltan como las estrellas que se encuentran en el cielo y seré miserable si no puedo amarla” (Foto: Alan Mays)
Dos almas unidas en un solo pensamiento. Dos corazones que laten como uno. ¿Puede permitirme el encantador placer de escoltarla a su hogar esta tarde? (Foto: Alan Mays)
“Tengo muchos deseos de conocerla. Si está de acuerdo, por favor devuelva esta tarjeta, anotando la hora y lugar para entrevistarnos, en el reverso” (Foto: Alan Mays)
¿Podría tener el placer de escoltarla hoy en la tarde a su hogar? Si es así, guarde esta tarjeta. Sino, ¿podría sentarme en la reja de fuera y verla pasar? (Foto: Alan Mays)
“Con confianza y respeto. ¿Puedo tener el placer de acompañarla esta tarde? Si es así, conserve la tarjeta, sino, por favor devuélvala” (Foto: Alan Mays)
“Me atrevo a preguntarle si me daría una señal de cómo puedo declararle mi amor y conocer mi destino dado por Cupido” (Foto: Alan Mays)
Sus labios color coral fueron hechos para besar. Resueltamente mantendré y la desafiaré al decir mi bella señorita si ¿fueron hechos en vano? (Foto: Alan Mays)
“Señorita, arriesgaré todo si usted me permite verla hasta la puerta” (Foto: Alan Mays)


Hoy día invitar a salir a alguna chica resulta relativamente “fácil”, ya que se cuenta con múltiples herramientas que nos ayudar a realizar la invitación, tales como redes sociales, mensaje de texto, entre muchos más pero ¿cómo lo hacían en el siglo XIX?

En aquellos tiempos, la “tarjeta de invitación o acompañamiento” era la manera de entrar en  “contacto” con alguna  chica. Dicha tarjeta fue utilizada de manera práctica para que los jóvenes solteros de la época pudieran presentarse de una manera discreta y así acercarse a la joven que le haya llamado la atención.

Sin embargo, la tarjeta de inviatación nunca fue tomada muy en serio o formal en la época, a pesar de haber sido un medio común de conocer personas en el siglo XIX.- Gabriel Novelo Burgos.


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