Estamos en el mes de los niños. A ellos debemos quererlos desde el momento de su concepción, son seres indefensos que cuando nacen nos llenan de satisfacción.
Es hermoso llegar a una casa donde hay un bebé, porque es el mayor regalo que nos puede hacer la vida. De bebés pasan a nenés maleables como la plastilina, a los que podemos enseñar cosas buenas y sanas para que cuiden su cuerpo y espíritu.
De los papás heredan el idioma, la religión y los genes, y hay papás comprometidos con sus hijos que se vuelcan en su formación, no sólo aportando recursos sino siendo un verdadero ejemplo de amor, pasión, paciencia y cariño. He oído testimonios de vida espectaculares en que el papá, la mamá o ambos han sido las personas que más han influido en sus vidas, ayudándolos a crecer, pensar y a valerse por sí mismos. Quizás sin darse cuenta han formado a profesionales responsables, ordenados y disciplinados.
La responsabilidad de hacer las cosas con gusto y no como un deber, la disciplina de respetarnos a nosotros y a nuestros semejantes, y el orden, porque el que tiene orden en su vida lo tiene en su casa, su habitación y sus cosas personales, los ayudará a realizar todo lo que se propongan en la vida.
Enseñemos a nuestros niños buenos modales y educación. El reloj no se detiene, llegará el día en que tengan que decidir por ellos.
—————————
*) Diplomada en protocolo y organización de eventos y artista plástica.