Vamos a seguir analizando algunas comidas del mar con motivo de las vacaciones, que están llegando a su fin.
Vamos a comenzar con platillos típicos de la Península, como ceviche de pescado, el cual quedaría perfectamente bien con un buen vino blanco, de la variedad de uva Chardonnay. Este vino aporta caracteres cítricos al platillo, es como el toque de limón que todo ceviche lleva; eso sí, debe estar bien frío… mientras más frío, mejor.
Si se les antoja un pescado con algún tipo de salsa, por ejemplo un filete de mero a la mantequilla, podría ser también con un Chardonnay o algún otro blanco español, como el verdejo o viura, son de denominación de origen Rueda. Si deseas preparar un salmón, por ser éste un pescado muy graso va bien con un rosado o algún vino que tenga maceración carbónica, por ejemplo un moscato.
Si vas a degustar un pescado que tenga alguna salsa de naranja dulce, lima o limón, te recomiendo ampliamente un vino blanco de la variedad Riesling, ése sería un buen acompañante.
Otro platillo típico de la zona es el pescado al tikinxic, puedes probarlo con algún vino tinto joven, me refiero a que sea de una cosecha de 2014 o 2013. Recordemos que este tipo de preparación de pescado lleva achiote, un recado por todos conocido y de sabor muy fuerte, por eso necesitamos de ese tipo de vinos para limpiar los restos de la condimentación. Un tempranillo joven o un Pinot Noir serían los aliados de este benemérito platillo.
Otro guiso es mero al macún, clásico de la gastronomía yucateca, para ello debemos combinarlo con un vino blanco del tipo Sauvignon Blanc, ya que aporta la mineralidad que falta.
Para recetas de mariscos, como la langosta, en elaboraciones sencillas va perfectamente bien un vino blanco Chardonnay que tenga algo de barrica, ese toque de madera hará que luzca ese platillo como nunca.
Si eres más excéntrico y deseas experimentar con ostras, inténtalo con algún espumoso seco (Brut) o con blanco con variedad de uva albariño, de la zona de Rías Baixas, Galicia. En la Península hay buenos y de muy buena relación de precio-calidad.
Si te animas a comer un pulpo —aquí hay una excelente variedad llamada pulpo maya, es como del tamaño de la mano y de un maravilloso sabor—, disfrútalo con una copa de vino rosado.
Hasta la próxima.