¿Qué hacer cuando nos encontramos con un enfermo desahuciado, es decir, cuando se encuentra en fase terminal de su enfermedad? ¿Cuando el dolor llega a niveles prácticamente insoportables? La respuesta la encontramos en los cuidados paliativos.
El término “paliar” viene del latín “palliare” y significa aliviar las fatigas del cuerpo o aflicciones del ánimo, dar mejoría al enfermo.
Como afirma la propia palabra (del latín “pallium”, manto, capa), estos cuidados cubren al enfermo incurable con un manto, de forma parecida a como San Martín, obispo de Tours, al dar la mitad de su manto a un pobre que encontró en el camino no resolvió de raíz su problema, pero sí lo animó y alivió.
Los cuidados paliativos entonces se definen como el conjunto de las acciones destinadas a mantener o mejorar las condiciones de vida de los pacientes cuyas enfermedades no respondan al tratamiento curativo.
Los cuidados paliativos tienen que ver con el cuidado total de la persona, no sólo de su cuerpo. Esto es muy importante acentuarlo porque podemos creer que con aliviar el dolor ya hicimos suficiente. No debemos olvidar que la persona humana es un todo, la dimensión holística es de suma importancia. Alma y cuerpo son una totalidad, por lo tanto debemos tomar en cuenta al ser humano que sufre un dolor por su enfermedad, valorando y atendiendo su espíritu.
El bálsamo de la oración, de los sacramentos, de la escucha y de la cercanía son cuidados paliativos que no debemos pasar por alto, más aún debemos tomarlos muy en cuenta. En este sentido, creo importante hacer un llamado a médicos y enfermeras a tener muy en cuenta este proceso curativo de sus pacientes, al permitir el acceso de la asistencia espiritual cuando el enfermo lo requiera. Sabemos que gran parte de la curación física tiene que ver con el bienestar emocional y espiritual del paciente. Muchas veces depende de esta parte para que su recuperación sea eficaz.
Los cuidados paliativos no resuelven la situación de enfermedad de la persona, si con esto se entiende la curación; pero sí rodean al enfermo de una serie de atenciones específicas para que conserve al máximo sus capacidades físicas, emotivas, espirituales, sociales y profesionales y para que se le eviten todas las molestias, dolores y cualquier otro síntoma negativo posible, aun en medio del inevitable progreso de la enfermedad y del acercamiento de la muerte.
Los cuidados paliativos son una excelente oportunidad para ejercer una Pastoral de la Salud en su integralidad y para hacer presente el Evangelio de la vida y la salud en el amor a nuestros hermanos enfermos.- Padre Alejandro de Jesús Álvarez Gallegos, coordinador diocesano para la Pastoral de la Salud en Yucatán. Correo electrónico pastoralsaludyucatan @hotmail.com.