Pilar Varas Gómez (*)
En el Año Nuevo todos queremos atraer a la suerte como sea, ya no es suficiente recibirlo comiendo las 12 uvas al compás de las campanadas o dar la vuelta a la manzana con una maleta llena de ropa para viajar más.
Ahora también hay que ponerse una prenda roja, estrenar algo, saltar con el pie derecho, poner una alianza de oro en la copa de champaña, comer una cucharada de lentejas o enterrar monedas para tener más prosperidad en el año entrante.
El año nuevo nos da la oportunidad de prepararnos para mejorar aquellos aspectos de nuestra vida que no nos agradan mucho. Como dice el refrán: “Año nuevo, vida nueva” y para comenzar esa nueva vida es indispensable detenernos un momento y planear nuestros proyectos y sueños. Para ello debemos empezar por cambiar aquellos aspectos de nuestra vida que no nos gustan y pensar en los que debemos mejorar.
Si soy una persona desesperada, tratar de ser más paciente; si me da flojera recoger mi cuarto, hacer el propósito de tenerlo ordenado siempre. Respetar a nuestros semejantes, ser corteses, amables, ayudar en casa. Sacar buenas notas, ser aplicados, tener deseos de convertirnos en personas buenas, respetables, educadas y de buenos modales. Y para poder lograr todo ello lo mejor es planear nuestras metas y sueños. Lo único que tenemos que hacer es escribir lo que queremos mejorar y trabajarlo durante veintiún días, que es el tiempo que se necesita para que un hábito se vuelva costumbre.
Y ya sólo queda disfrutar de las fiestas y brindar con vino espumoso, porque, según se dice, las burbujas representan la felicidad que traerá el año que comienza.
Pero lo verdaderamente importante es recibir el año llenos de esperanza, amor, alegría y positivismo, así tendremos la suficiente energía para realizar nuestras metas y alcanzar nuestros sueños.
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*) Diplomada en protocolo y organización de eventos, y artista plástica. Correo: pvarases@msn.com.