NUEVA YORK.- Seguir una dieta saludable sin obsesionarse con el índice glucémico (IG) de algunos alimentos es lo más recomendable, según nuevo estudio que indica que una dieta con IG bajo podría ocasionar menos sensibilidad a la insulina.
El índice glucémico es una medida de la forma en que un alimento individual afecta a los niveles de azúcar en sangre. Dicho de forma sencilla, un alimento con un IG alto (como el pan blanco o las papas) produce un aumento repentino en el azúcar en la sangre, mientras que un alimento con un IG bajo (como muchas verduras) produce un cambio más gradual en el azúcar en la sangre. En teoría, una dieta con un IG más bajo podría ayudar a controlar el peso corporal o reducir el riesgo de diabetes tipo 2, que ocasiona niveles altos de azúcar en la sangre.
Pero el doctor Frank Sacks, investigador líder del estudio, recuerda que calcular el IG no es fácil. El IG de un alimento individual varía según su procesamiento y la forma de cocción. Por ejemplo, la pasta al dente tiene un IG más bajo que la pasta cocida hasta que quede blanda.Además, la idea general de que comer alimentos con un IG alto produce diabetes “es demasiado simplista”, advierte el doctor Robert Eckel, profesor de Medicina de la Universidad de Colorado en Aurora. Y según los nuevos hallazgos, “preocuparse del IG no vale la pena”, añade Eckel, autor de un editorial que se publicó con los descubrimientos.
Para el estudio, el doctor Frank Sacks y sus colaboradores asignaron al azar a 163 adultos con sobrepeso a una de cuatro dietas. Todos los regímenes se basaban en la dieta DASH (las siglas en inglés de Métodos Dietarios para Detener la Hipertensión), un plan saludable para el corazón que enfatiza las frutas y las verduras, los granos ricos en fibras, las grasas “buenas” como el aceite de oliva, el pescado y los lácteos con poca grasa.
Pero cada una de las dietas difería respecto al contenido de carbohidratos. Eran relativamente más ricas o más pobres en la cantidad de carbohidratos (el 58 por ciento de las calorías diarias a partir de carbohidratos o el 40 por ciento) y con un IG alto o bajo.Tras cinco semanas en una dieta, los voluntarios del estudio cambiaban a una distinta. Todos los participantes consumían su comida principal del día en el centro de investigación. Se les suministraban las otras comidas y refrigerios para llevar a casa, según el estudio.Para el final del estudio, el equipo de Sacks se encontró con algunas sorpresas.
En promedio las cuatro dietas redujeron de 4 a 9 puntos de la presión arterial de los participantes, hallaron los investigadores. Pero cuando se trataba de mejorar la sensibilidad a la insulina, la dieta rica en carbohidratos y con un IG alto obtuvo los mejores resultados.
En contraste, la sensibilidad a la insulina de las personas apenas cambió cuando siguieron la dieta rica en carbohidratos y de IG bajo, reporta la investigación.
De forma similar, las personas experimentaron un mayor aumento en el colesterol LDL “malo” con la dieta de IG alto, sin importar el contenido de carbohidratos, en comparación con la dieta rica en carbohidratos y de IG bajo.
Según el doctor Robert Eckel, los hallazgos muestran que “lo que de verdad importa es la calidad general del patrón alimentario”.
“Me desagrada la dieta de alimentos ‘buenos’ y alimentos ‘malos’”, dice. “Si comes un poco de pastel y helado en un cumpleaños no tienes que sentirte culpable”.
Pero aclara que los resultados no necesariamente aplican a las personas que ya tienen diabetes tipo 2. “Con la diabetes, el IG es más importante”, admite Eckel.