BRUSELAS (EFE).- Las papas fritas, icono de la gastronomía belga, han logrado unir a flamencos, francófonos y germanófonos, que han detenido sus disputas para pedir que el popular alimento sea declarado Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco.
El secreto de las famosas papas, según los expertos, se debe fundamentalmente a la calidad del tubérculo cultivado en Bélgica, a lo que se suma la grasa de buey utilizada para su fritura y la forma de cocción, en dos fases.
El país, que cuenta incluso con un museo dedicado a la papa frita, el primero del mundo en su tipo, defiende que las famosas papas son un invento nacional y considera que la “cultura de la frita” merece contar con reconocimiento internacional.
La idea de hacer la propuesta a la Unesco nació de Flandes, la región al norte del país, que en febrero inscribió las tradicionales papas en la lista de su Patrimonio Inmaterial.La comunidad de Valonia-Bruselas, que representa a los francófonos, y la comunidad germanófona tienen previsto hacer lo mismo que Flandes, según anuncia el ministro de Agricultura de Valonia-Bruselas, René Collin.”Se trata de un paso previo para presentar el dossier a la Unesco”, explica Eric Etienne, portavoz del ministro regional.Collin argumenta que el reconocimiento internacional “es ya hoy una realidad” y que una inscripción en el Patrimonio Mundial de la Unesco “sería su consagración y un enorme orgullo”.Aparte de la dimensión cultural, Bélgica cree que ese reconocimiento conllevará un respaldo a los productores de papas y comerciantes y ayudará a atraer a turistas extranjeros.
Desde el punto de vista económico, la papa frita es un negocio de peso: Bélgica cuenta con 81,000 hectáreas dedicadas al cultivo del tubérculo y produce al año siete millones de toneladas.
Además, en el país hay unas 5,000 friterías, cada una de las cuales vende al día en promedio un centenar de paquetes de papas, lo que supone un consumo diario de 130,000 kilos.
La petición a la Unesco protagonizará este año la “semana de la frita”, que tendrá lugar del 1 al 7 de diciembre, durante la cual se distribuirán gratuitamente cucuruchos de papas fritas en las populares friterías o fritkots (en neerlandés) que se encuentran por todo el país y que venden papas y preparaciones con carne.Con el objetivo de reunir el máximo número de apoyos, la página www.semainedelafrite.be invita a los ciudadanos, bajo el eslogan “Todos juntos por nuestra frita belga”, a firmar una petición para que el popular plato pueda “entrar en la Historia”.
Muchos belgas están convencidos de que la frita merece ese reconocimiento, como Koen Versavel, de 45 años y originario de Amberes, para quien pedir la inclusión en el listado de la Unesco “es una idea legítima”.”Hay que saber hacerlo. Cuando la temperatura de la grasa y la cocción no se respeta, no se tienen unas buenas papas. Si las papas fritas se inventaron aquí en Bélgica, es por alguna razón (…). Son excelentes pero hay que saber a qué establecimiento ir”.Ayi Hukuike, turista japonesa de 27 años, opina que es curiosa la costumbre de acompañar las papas fritas con salsa, algo que no se hace en Japón, y se muestra favorable a la idea intentar que el popular plato belga sea reconocido por la Unesco.
Papas fritas | Patrimonio
Flandes ya inscribió a las papas en su lista propia de Patrimonio Inmaterial.
Unesco
A la fecha, cinco culturas gastronómicas han sido incluidas por la Unesco en su lista de Patrimonio Inmaterial: la cocina tradicional mexicana, la dieta mediterránea de países como España e Italia, la cocina francesa, el “keskek” (plato ceremonial de regiones de Turquía, Grecia e Irán) y la cocina tradicional japonesa.