Hace unos días, Luis tuvo un reencuentro con su padre, en su poblado natal. Quería agradecerle que le hubiera regalado una infancia feliz.
La charla fue cálida y hermosa. El papá pudo relatar al hijo cómo se inició en al alcoholismo y luego cómo encontró la salvación en Alcohólicos Anónimos (AA).
Sin planearlo, Luis hizo referencia a los años de alcoholismo activo del padre, desde que estaba en el vientre de su madre y en los primeros años de su infancia. Padre e hijo se pusieron a llorar al reabrir las heridas que la enfermedad les ocasionó.
Transformación
En ese momento desaparecieron aquellos restos de temor y coraje que Luis sentía por su padre. Le nació el impulso de abrazarlo, consolarlo y pedirle perdón por haberlo lastimado. El papá le correspondió y juntos lloraron, se abrazaron y besaron. Vivieron un momento sagrado de liberación y sanación.
Luis atribuye este milagro de reconciliación a la recuperación que está logrando, a nivel físico, mental y emocional, desde que sesiona en Al-Anon, agrupación que se dedica a brindar ayuda para familiares y amigos de personas que sufren alcoholismo.
Al-Anon celebra este sábado 22 una convención regional para hijos adultos de alcohólicos. El evento está abierto a todo público, en el Teatro Daniel Ayala Pérez, a partir de las 10 de la mañana y hasta las 7 de la noche.
Fortaleza y esperanza
Luis y otros oradores compartirán lo que han ganado en fortaleza y esperanza en todo este tiempo gracias a la comprensión que ya tienen de la enfermedad del alcoholismo y cómo hacerle frente.
Para Luis fue necesario llegar a Al-Anon para detectar las heridas de la infancia y lograr ese momento de reencuentro con su padre.
Hoy, Luis se siente dichoso del padre que tiene y que en cada visita lo recibe con un abrazo, un beso y una frase que le hace sentirse hijo pródigo: “Hijo querido. mi querido Luis”.- Alberto, miembro de Al-Anon