En las últimas semanas hemos visto y escuchado en los diversos medios de comunicación los hechos ocurridos en Ayotzinapa y como ciudadanos mexicanos no podemos ni debemos ser indiferentes. Son muchos los sentimientos que podemos experimentar: asombro, tristeza, impotencia, indignación.
Pero, ¿cuál es la actitud saludable que debemos potenciar? Más aún, como creyentes en Jesucristo, miembros de la Iglesia, ¿cuál debe ser nuestra actitud?
Me parece que ante todo debemos ponernos en actitud de oración. Una oración de confianza y de súplica a nuestro buen Padre Dios y, después, que esa oración nos lleve a un compromiso serio, congruente y decidido con lo que somos: hijos de Dios que no podemos quedar indiferentes ante esta situación.
La paz es una actitud, no un sentimiento. Una actitud que se forja día a día con nuestras decisiones. La serenidad es la expresión de un corazón y una mente que reflexiona y se deja llevar no por intuiciones sino por certezas.
La violencia nunca nos llevará a ningún buen objetivo. Las diversas manifestaciones deben mostrar la inconformidad de un pueblo que no se debe permitir nunca más humillaciones, pero ojalá sean manifestaciones que demuestren a un pueblo civilizado con un nivel de educación que promueva la paz, el orden y la armonía, y siempre la justicia. Una actitud saludable es la de un pueblo unido.- Padre Alejandro Álvarez Gallegos, coordinador diocesano para la Pastoral de la Salud. Correo: pastoralsaludyucatan@hotmail.com.