Se llama Carmela Rueda Acuña y ayer, al cumplir 103 años de vida, se convirtió en una de las personas más longevas de Yucatán.
Doña Carmelita nació en Huimanguillo, Tabasco, el 30 de junio de 1911, el Día de los Milagros, dice ella misma al Diario minutos antes de soplar las velitas de su pastel.
La centenaria dama recuerda con puntos y comas, nombres y apellidos, los momentos más significativos de su vida en Huimanguillo. Tiene una sordera leve y hace dos años dejó de caminar, pero eso no impide que se desenvuelva bien en su silla de ruedas. Su memoria no envejece y su rostro tampoco revela haber cumplido tantos años. Ella lo sabe y, por eso, después de inspeccionar a las personas que están a su alrededor dice: “Hay mujeres más arrugadas que yo”.
Así es ella, directa y alegre. Ni siquiera se cohíbe cuando recuerda sus años en la escuela y le hacía maldades a su compañera Camila Domínguez. “No sé por qué le tenía tanto coraje, pero cuando salíamos de la escuela le jalaba de las trenzas en la calle”.
Más que los pleitos con Camila, doña Carmelita recuerda (“podría pasar horas contando”, advierten sus familiares) los años de la Revolución en Huimanguillo. Le tocó vivir los últimos años de la revuelta, pero los evoca como si hubiera sido ayer.
“Cuando alguien decía que ‘ya vienen las tropas’, las señoras corrían a esconder a sus hijas. En mi casa se escondieron varias, pues allí nadie entraba. A mi casa todos la respetaban”, dice en su hogar de Gran San Pedro Cholul. Su padre, que era comerciante de oficio, era amigo de generales y comandantes y uno de ellos le daba a ella vueltas a caballo cuando iba a Huimanguillo. “Mi papá le decía: ‘A ver, mi general, dele una vuelta a la niña’”.
Los años pasaron y era de suponerse que el amor llegaría. No había sábado en que no recibiera serenata; el presidente municipal era uno de los que se paraban bajo la ventana a cantarle.
El más guapo
Pero Carmelita eligió al que según ella era el más guapo: un joven de ojos verdes con el que se casó a pesar de que su padre no estaba de acuerdo por la diferencia de edades: él tenía 35 y ella, 19. La fiesta fue como todas las que se hacían en Huimanguillo y en ella se sirvieron mole y jigote, uno de sus platos favoritos junto con la tortuga en sangre.
Ignora si comer tortuga en sangre o beber ponche con tres chorros de licor influyeron para viviera tantos años. “Yo vivo porque Dios así lo quiere y con lo que he vivido tengo suficiente”, dice sin perder el sentido del humor.- Jorge Iván Canul Ek
Cumpleaños | Perfil
Carmelita Rueda tiene cuatro hijos, 10 nietos, 14 bisnietos y nueve tataranietos.
Celebridades
Conoció a Pedro Infante en la plaza de Huimanguillo, donde se presentó el cantante, y a Jorge Negrete, quien actuó en el Teatro Juárez.
Tortuga en sangre
Se comía en fiestas importantes, aunque en su casa era un guiso muy común, pues su padre constantemente llegaba a la casa con una tortuga.
Crecidas del río
Antes que desastre, parecían fiesta. “Allí íbamos todos los chiquitos a echarnos agua”.