Por: Claudia Canales
No olvidemos que si deseamos un cambio en nuestras relaciones, sean personales, familiares, sociales o de negocios, debemos iniciarlo en nosotros mismos.
Los invito nuevamente a que sigamos identificando nuestros posibles errores:
La violencia es un acto intolerable de agresión física, verbal, emocional, etcétera. La mayoría de las veces cuando se trata con nula prudencia provoca más violencia. Evitémosla completamente.
Si nos encontramos en alguna reunión y alguien nos agrede en forma verbal o física lo más conveniente será disimular nuestra molestia, pues podemos caer en la tentación de provocar más violencia. Seamos prudentes y sensatos en nuestra forma de reaccionar, responsables con nuestros actos y decisiones.
La disculpa es el acto de pedir perdón. Cuando cometemos errores, como indiscreciones, agresiones o hacemos críticas o juicios sin fundamento, y después aceptamos que actuamos incorrectamente pensemos en ofrecer una disculpa sincera.
Una disculpa la podemos ofrecer en privado o en público, dependiendo de dónde o cómo haya sido el agravio.
Nuestra petición será siempre honesta, mostrando nuestro arrepentimiento por el acto que cometimos.
Perdonar es olvidar la falta que se ha cometido en nosotros u otras personas. También, librar a alguien de un compromiso o deuda.
Para muchos es difícil pedir perdón porque les avergüenza o creen equivocadamente que los hará inferiores o débiles ante los demás. La verdad es distinta: reconocer nuestros errores frente a los demás demuestra que somos personas cabales, honradas, sinceras, maduras, seguras y fuertes. “La madurez se demuestra cuando sabemos aceptar nuestros errores”.
Es difícil perdonar y olvidar un fuerte agravio, pero como buenos seres humanos debemos considerar que nadie es perfecto y todos cometemos errores. Nadie está libre de equivocarse. Lo correcto es pedir perdón y brindarlo con sinceridad.etiquetaybm@gmail.com