De rapazuela, mi mamá más de una vez me regañaba diciéndome que era muy poco diplomática, porque decía las cosas directamente y la verdad que yo no entendía muy bien a qué se refería, o no quería entender.
Con el tiempo fui aprendiendo que eso no era lo correcto y empecé a ser más considerada en mis argumentos. No traté de cambiar sino de mejorar y comprendí, entre otras cosas, lo importante que es tener buena educación y buenos modales. Escribo textualmente: “Directivos aprenden reglas de etiqueta. Saber dar un apretón de manos; hacer un brindis; ofrecer un regalo apropiado: en los salones de un gran hotel de los suburbios de Washington una quincena de responsables de empresas aprenden las reglas de la etiqueta y las relaciones protocolares” (Diario de Yucatán, domingo 1 de abril de 2007).
La competitividad en el mundo es cada vez mayor y no basta con tener un buen currículum escolar. Ahora la apariencia o el comportamiento son una ventaja a la hora de presentarse a una entrevista de trabajo.
Muchas personas que se quedan estancadas en la mediocridad social es por la sencilla razón de que no toman en cuenta que, para el crecimiento profesional dentro de las organizaciones, el cuidado de la imagen personal es de suma importancia, pues implica el conocimiento y perfeccionamiento del aspecto exterior, como son el porte, la vestimenta, el vocabulario y los buenos modales.
Muchas veces se deja todo a la improvisación y eso es un grave error. Los buenos modales son un arte y exigen aprendizaje y método. Los días 2, 4 y 5 de junio impartiré el curso “Etiqueta y protocolo social”, que ofrece el Instituto Megamedia, en el Centro Megamedia Campestre. El horario será de 17 a 20 horas y la cuota para participar, de $2,500, la cual incluye una cena teórico-práctica el último día. Mayores informes al 945-70-52, 920-08-51, 943-23-08, 983-45-07, 953-67-20, 923-17-71 y 944-17-13.