Cuando una persona está hablando, no sólo no debemos interrumpirla, sino que tampoco debemos ganarle la palabra que desea decir.
Por las prisas, muchas veces queremos adivinar lo que la otra persona está pensando o desea decir. Escuchémosla hasta finalizar lo que desee decirnos. No nos desesperemos o apresuremos.
Cuando nos encontremos en alguna reunión, evitemos hablar o hacer cosas sólo para llamar la atención de alguien en especial o de todos los presentes. Esto demuestra inseguridad, al igual que cuando nos ocultamos en un rincón para que nadie nos note. Éstos son exactamente los extremos opuestos.
Existen personas que hacen todo lo posible por llamar la atención. Desechemos la posibilidad de ser ese tipo de personas que, en ocasiones, realizan actos molestos e inoportunos, utilizando medios como chistes de mal gusto, comentarios inadecuados, actitudes molestas o exageradas, gritos, señas, carcajadas, palabras altisonantes, ruidos con las manos o pies o algún objeto, entre otros.
Nuestro comportamiento debe ser siempre lo más apropiado posible: sencillo, amable, prudente, respetuoso y agradable para todos.
“El yo-yo” es una expresión que se utiliza cuando una persona sólo habla de sí misma, de sus logros, éxitos, vida, gustos, trabajo, experiencias personales y/o profesionales, en sí, todo lo que se refiere a sí mismo. Es una forma egoísta de acaparar toda la charla.
Reacciones
En ninguna ocasión será agradable para los demás escuchar a alguien que actúe de esta forma durante toda la reunión o velada. Muchos preferirán ignorarlo o evitarlo. Actuar de esta manera puede perjudicar nuestras relaciones sociales o personales. Quizás llegue el momento en que nadie quiera invitarnos a sus reuniones.
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