Apresurada al salir de casa, Violeta apenas escucha a los adolescentes que pasan en carreta gritando “Tierra, tierra.”. Se dispone a subir a su camioneta cuando el pregón se convierte en súplica: “Por favor, señito, cómpreme una bolsa, aún no vendo nada”.
¿Es el tono de sinceridad lo que le conmueve o la simpática cara sucia de los jovencitos? Violeta se detiene, los mira y voltea a ver los arbustos que sobreviven con poca tierra junto a su muro.
Los tierreros, para intentar animarla, le ofrecen rebajar el precio. Violeta sabe que en el bolso tiene billetes de los que podría desprenderse sin perjudicarse. “A ver, les voy a comprar tres bultos, de esos grandes”, decide. Como niños, alborozados, los jóvenes saltan de la carreta y descargan los costales. Violeta paga con tres billetes de cincuenta, sube a su vehículo y se va: las obligaciones le esperan.
Al caer la tarde vuelve a casa y el aroma a tierra húmeda la recibe. Los muchachos vaciaron los costales en el arriate, jalaron la manguera y regaron antes de irse. Tal vez es sólo su imaginación, pero el follaje que cubre el muro le parece más verde a Violeta.
No sabe cuántos días pasan. Una mañana ve las hojas salpicadas de botones y en los siguientes días los arbustos rebozan de flores blancas y moradas. “¡Florecieron las bugambilias!”, exclama Violeta. Le parece un milagro, no recuerda haberlas visto florecer en ocho años. Nunca podrá estar del todo segura. Es posible que antes florecieran y no se diera cuenta.
Hasta hace poco tiempo era incapaz de apreciar las bellezas de la naturaleza, pues vivía sumida en la depresión y la ira. Aún no curaba las heridas sangrantes que le infringió en su niñez el alcoholismo de un ser querido.
Ahora todo es distinto. Violeta encontró la solución a sus penas. En medio de la desesperación, ya con deseos de morir, una conocida le habló de Al-Anon, una terapia especial para familiares y amigos de alcohólicos.
Violeta lo tomó en serio, se aferró al programa con devoción y encontró una fuente milagrosa de curación física, emocional y espiritual. Manos bondadosas le ayudaron a soltar las vendas que cubrían sus hermosos ojos verdes. Ahora Violeta puede descubrir a los tierreros y a otros mensajeros que Dios le envía para hacer florecer su jardín, el jardín de su nueva vida.
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Violeta te invita al 17o. aniversario de su grupo Al-Anon, Crucero de Amor, este miércoles 12 de 10 a 12 del día, en el local Los Reyes, número 165 de la calle 44 entre 7 y 9, colonia San Damián, a unos pasos de la clínica La Ceiba. Una vida nueva te espera.
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*) Miembro de Al-Anon.