NUEVA YORK (HealthDay News).— La voz de una madre quizá no sólo tranquilice a su hijo, sugiere una investigación reciente.
En un estudio, cuando las madres hablaban varias áreas de los cerebros de sus hijos se activaban. Éstas incluían regiones involucradas en el procesamiento de las emociones y las recompensas, las funciones sociales, el reconocimiento facial y la detección de lo que tiene una relevancia personal.
Esa reacción neurológica aumentada fue exclusiva de la mamá, no se observó con otras mujeres, hallaron los investigadores.
“Muchos de nuestros procesos sociales, lingüísticos y emocionales se aprenden al escuchar la voz de nuestras madres”, señala Daniel Abrams, profesor de Psiquiatría y Ciencias Conductuales en la Universidad de Stanford y uno de los autores del trabajo, en un comunicado de prensa de la institución.
“Pero se sabe sorprendentemente poco sobre cómo el cerebro se organiza alrededor de esta fuente de sonido tan importante. No sabíamos que la voz de una madre tendría un acceso tan rápido a tantos sistemas cerebrales distintos”, añade Abrams.
Estudios anteriores han mostrado que los niños prefieren la voz de su madre, pero los mecanismos subyacentes de esa preferencia no eran claros.
“En realidad, nadie había observado los circuitos cerebrales que podrían estar implicados”, explica el autor principal del estudio, Vinod Menon, profesor de Psiquiatría y Ciencias Conductuales de Stanford. “Queríamos saber si sólo se trataba de áreas auditivas y selectivas de la voz que responden de forma distinta, o si era más amplio en términos de la participación, la reactividad emocional y la detección de estímulos destacados”, apunta.
Para responder a esas preguntas, los investigadores analizaron escáneres cerebrales de niños que escuchaban las voces de sus madres.
En el trabajo participaron 24 niños de 7 a 12 años de edad que eran criados por sus madres biológicas. Todos tenían un coeficiente intelectual (CI) de al menos 80 y ninguno tenía trastornos del desarrollo.
Sus padres respondieron a preguntas sobre las habilidades de comunicación de sus hijos, lo que incluía la capacidad de interactuar y relacionarse con los demás.
Se grabó a las madres de los niños mientras decían tres palabras sin sentido.
“En este rango de edad, en que la mayoría de los niños tienen unas habilidades lingüísticas buenas, no queríamos usar palabras que tuvieran significado, porque eso habría activado un conjunto de circuitos cerebrales completamente distintos”, explica Menon.
Dos madres cuyos hijos no participaron en el estudio y que no conocían a ninguno de los participantes, también fueron grabadas mientras decían las tres palabras sin sentido.
Mientras los niños escuchaban las grabaciones de sus madres y de las mujeres desconocidas se realizaron IRM de sus cerebros.
Los investigadores encontraron que los niños podían identificar a su propia madre con una precisión del 97 por ciento, incluso tras escuchar una grabación que duraba menos de un segundo.
Varias regiones del cerebro de los niños se activaban más con el sonido de la voz de su madre que con la voz de la desconocida. “La extensión de las regiones activadas fue realmente sorprendente”, dice Menon.
“Sabemos que escuchar la voz de la madre puede ser una importante fuente de consuelo emocional para los niños. Aquí mostramos el circuito biológico subyacente”.
Los niños con unas conexiones más potentes entre esas regiones cerebrales cuando escucharon la voz de su madre también tenían las capacidades de comunicación social más potentes. “Esto constituye una importante nueva plantilla para investigar los déficits de comunicación social en niños con trastornos como el autismo”.
“La voz es una de las pistas más importantes en la comunicación social. Es emocionante ver que el eco de la voz de la madre perdura en tantos sistemas cerebrales”.
Los resultados del estudio se publican en la edición del 16 de mayo de la revista “Proceedings of the National Academy of Sciences”.
Estudio Detalles
Se realizó un estudio sobre la relación entre la voz de mamá y sistemas cerebrales distintos.
Dato interesante
Los investigadores encontraron que los niños podían identificar a su propia madre con una precisión del 97 por ciento, incluso tras escuchar una grabación que duraba menos de un segundo.