Noviembre es el mes para recordar a nuestros difuntos y según el país y la región, existen ritos o tradiciones ancestrales que se repiten año tras año, son los llamados “usos y costumbres” que podríamos definir como: las tradiciones memorizadas y transmitidas de generaciones en generación, sin necesidad de escritura. Estos son la base del protocolo y la etiqueta.
Cuenta una leyenda celta que un hombre llamado Jack, fue malo y su alma no fue recibida en el cielo, Satanás, molesto por engañarle, se negó a admitirlo en el infierno, y le mandó deambular en la oscuridad con un pedazo de carbón, que metió en una calabaza, y fue conocido como Jack O’Lantern o Jack linterna. De ahí el origen de las calabazas en Estados Unidos.
En México son famosos los altares purépechas, en Michoacán, que ayudan al descanso eterno de los muertos.
En la capital se representa a la muerte en forma de calavera ataviada con trajes hermosos, se le conoce como “La Catrina” y fue inmortalizada por un famoso grabador mexicano José Guadalupe Posada.
En Yucatán, lo tradicional es el Hanal Pixán o comida de las ánimas, cuyo plato principal es el pib o mucbilpollo; es una comida que se hace para recordar a los amigos y parientes que han partido de este mundo, y durante unos días las ánimas reciben permiso para visitar a sus familiares.
Los deudos, sobre todo en los pueblos, ponen velas en las puertas de las casas para indicarles el camino.
En España la tradición es ir el 1 de noviembre a los cementerios a limpiar las tumbas y poner flores, aunque esta costumbre está decayendo. Ahora se incinera y las cenizas se tiran al mar.
Uno de los momentos más triste para el ser humano es la pérdida de un ser querido, pero gracias a los ritos y a las tradiciones estos estarán presentes aunque sea un mes al año, en nuestra mentes y nuestros corazones.
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(*) Experta en protocolo y etiqueta, y artista plástica Correo: pvarases@yahoo