Esta fiesta importada de Estados Unidos ha alcanzado una gran difusión en muchos países y eso es bueno, porque nos da la oportunidad de hacer uso de nuestros conocimientos sobre la organización de eventos, que es parte de la etiqueta y el protocolo.
La fiesta de Halloween se celebra en la noche del 31 de octubre y es algo más que una simple fiesta de disfraces. En primer lugar, es necesario pensar de qué nos vamos a disfrazar y, ya decidido esto, salir al comercio en busca del disfraz para comprarlo o alquilarlo. También pueden ser confeccionados por uno mismo si disponemos de tiempo, lo que sería aun más divertido. En segundo lugar, la creatividad es un buen punto de partida a la hora de decorar el lugar donde va a tener lugar la reunión, dándole un buen toque de estilo y glamour.
Esta noche no pueden faltar los búhos, arañas, globos blancos, naranjas y negros; fantasmas, brujas, murciélagos, calaveras y, por supuesto, las calabazas y los dulces para los niños que llaman a la puerta diciendo “trato o truco”. Si la fiesta es un compromiso, la invitación es conveniente hacerla por escrito.
Es importante decirle a los invitados que asistan disfrazados si queremos, claro está, que la fiesta sea un éxito.
Esta celebración da mucho juego, ya que se pueden organizar fiestas para los niños y los adultos y en ambos casos se pueden efectuar diversos juegos, como concursos de disfraces, pequeñas parodias o inventarse poemas como las famosas “calaveritas” de México. Si vamos a organizar fiestas para niños y adultos, lo conveniente sería no mezclarlas. Y como en cualquier festejo, tratemos de controlar todos los aspectos del evento para no tener ningún imprevisto o situaciones con las que no contábamos.
A la hora de organizar la reunión, como en cualquier actividad de la vida, hay que hacerlo con responsabilidad, nada debe quedar a la improvisación para que todo salga como habíamos proyectado.
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*) Experta en protocolo y etiqueta, y artista plástica. Correo: pvarases@yahoo
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