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El tiempo pasa y hay más cambios

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Es increíble cómo un vídeo de 60 segundos nos puede hacer reflexionar. Una mujer se tapa la cara con las manos al descubrir que la cámara la graba. Y así, la edición ágil y simpática nos muestra a mujeres de diferente edad y origen, desempeñando diversas actividades.

Todas, al sentirse sorprendidas por la lente, se tapan el rostro con lo que tienen a la mano: un sombrero, las cobijas, un cojín, con tal de no ser grabadas. “Camera Shy” es el nombre del vídeo de la compañía Ogilvy & Mather para una campaña publicitaria, ganador de varios premios, que, además, se convirtió en el número uno en la lista viral de las redes sociales.

En él lo interesante es que transcurridos 40 segundos de la secuencia de imágenes de mujeres que se cubren la cara, aparece una frase que confronta: “¿Cuándo dejaste de pensar que eras bonita?”, seguida por tomas de niñas felices que ríen, bailan y se lucen frente a la cámara, emocionadas por sentirse grabadas. El contraste entre ellas es abismal. La pregunta del anuncio nos llega por ser verdadera.

Igualmente, como parte de la misma campaña de publicidad, se hizo un experimento muy revelador. Se convocó a varias mujeres y se les pidió que se describieran a ellas mismas: “Dime cómo son tus labios, descríbeme tus mejillas, ¿cuál es tu rasgo más importante?”, fueron algunas de las cuestiones que un dibujante -entrenado por el FBI para hacer rostros a partir de descripciones- les planteó, sentado tras una cortina, de manera que no podían verse entre ellos.

Las mujeres, en general, fueron muy críticas consigo mismas: “Oh Dios, tengo 40 años y ya tengo patas de gallo”, “quisiera tener labios más gruesos”, “mi cara es gorda y redonda”, fue el estilo de respuestas que dieron.

El dibujante se despedía de cada una sin verla, y a la siguiente voluntaria le pedía que describiera a la que acababa de irse: “¿Cómo viste a la persona que acaba de salir?”. La descripción dada por la nueva persona sobre su compañera era nuevamente dibujada por el experto, pero el resultado era mucho más favorable y apegado a la realidad: “Su cara era delgada, sus ojos eran grandes y azules”, etcétera.

Al término del experimento se colocaron los dos dibujos juntos y se invitó a cada una de las participantes a compararlos. Es conmovedor ver la cara de ellas al comprobar, incluso con lágrimas en los ojos, la gran diferencia entre cómo se perciben ellas y cómo lo hacen las otras personas. Cada una pudo observar con claridad que es más bonita de lo que creía ser. Y de nuevo surge la pregunta: ¿en qué momento de la vida perdemos la certeza de sabernos adorables, como la niña que baila desinhibida ante la cámara?

Todo lo anterior parecería superfluo; sin embargo, impacta directamente nuestro mundo y la forma en que nos relacionamos con él.

¿Quién es el que ve: el cerebro o los ojos? Es un hecho que todo el tiempo creamos nuestro entorno de infinitas maneras. Cuando me miro y miro a mi alrededor, lo que veo no es la realidad, sino lo que mis creencias y lo que mis juicios me permiten ver. Quizá la respuesta la tiene el libro Un Curso de Milagros, al decir: “El ego no te quiere. No está consciente de quién eres”. Quererte es ver más allá del caparazón, de las etiquetas que nos hemos creído y, por ende, de lo que el espejo nos muestra. Ésa es la tarea.

Tal vez todo es percepción. Así que antes que nada te invito a amarte, a honrar esa belleza que ya eres, a dejar que sea el corazón el que vea con amor, para así bailar y reír ante la cámara, seguras de sabernos bonitas. Sí, porque tú y yo somos más bonitas de lo que creemos ser.

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www.gabyvargas.com

(*) Escritora

 


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