De los umbrales de la muerte regresaron a la vida. Mujeres y hombres, niños y jóvenes, esposos, hijos, amigos y otros parientes de alcohólicos que estaban sumidos en la tristeza y la desesperación encontraron en Al-Anon la oportunidad de iniciar una vida nueva.
Con la aplicación de principios universales, basados en el autoconocimiento y la ayuda mutua, lograron recuperarse de los efectos (físicos, mentales y emocionales) que deja el alcoholismo de un ser querido.
Una vez experimentados los primeros beneficios de la recuperación, estos seres, legión de lázaros resucitados, se sienten empujados por una fuerza interior a compartir la dicha que les rebosa del cuerpo y el alma.
Los miembros de Al-Anon aprenden y aceptan que el alcoholismo es una enfermedad progresiva, incurable y mortal, ante la cual son tan impotentes como el mismo alcohólico. Pero también descubren que hay nuevas formas de afrontar tan demoledora enfermedad y encontrar la alegría de vivir.
El deseo de compartir y de consolar al que sufre se vuelve incontenible. No pueden quedarse egoístamente con el tesoro que han encontrado, necesitan compartirlo, llevarlo a todos los lugares.
Los miembros de Al-Anon son anónimos, pero el programa de recuperación, no. Es necesario darlo a conocer, divulgarlo. Y en esta bella tarea tratan de encontrar los medios más efectivos para pasar el mensaje.
Este sábado, mujeres y hombres se reunirán para compartir estrategias de cómo difundir este mensaje de esperanza. Mañana, a partir de las 9:30 a.m., se celebrará el Seminario de Relaciones con el Público de Al-Anon, en el hotel Plaza Mirador, en la calle 70 con 67, a una cuadra de la terminal ADO. Más información al teléfono 924-82-31. La entrada es libre.— Alberto, de Al-Anon