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Llegó la hora de retirarse

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El maestro Jorge May Alcocer con estudiantes del CUM que son hijos de sus ex alumnos: Eduardo Navarrete López, Rafael Sánchez Mercado, Érik Molina García, José Gabriel G. Cantón Molina, Esteban Pinto Carrillo, Julián Zacarías Gutiérrez, Mario René Pavía Espinosa, Gonzalo Novelo Escamilla, José María Ponce Puerto, José Roberto Ceballos Alonzo, José Luis Flores Carrillo, Carlos Alberto Mimenza Arce y Jorge Alberto Luján Rivas
Con el director del CUM, Enrique Baquedano Pérez, su ex alumno
El maestro Jorge May con alumnos del Centro Universitario Montejo a los que da clases actualmente
El maestro Jorge May con los alumnos de la última generación a la que dará clases en el CUM


Se retira como los grandes cantantes: cuando todavía le queda voz para muchos conciertos más. Las palabras, por supuesto, no son nuestras: se las robamos con la misma facilidad con la que cientos de montejistas, a lo largo de sus 33 años de servicio, supimos arrebatarle los lingotes de sabiduría, pasión y buena Literatura que él derrochó sin falta.

Esta entrevista es testimonio de lo anterior, del hombre cuyo verbo predilecto es compartir, de Jorge May Alcocer, el maestro que, como San Marcelino Champagnat, entendió que sólo hay un camino para enseñar y ese camino es el amor.

¿Por qué ahora?

Porque yo siempre he pensado que todo tiene su momento. Estoy muy contento en el colegio, las autoridades me han tratado muy bien, la llevo muy bien con los alumnos, incluso mejor que antes, creo que la edad te va haciendo más “respetable”. Considero que ahora se presenta la oportunidad de jubilarme y la voy a agarrar.

El maestro asegura que se va triste, pero piensa que ha llegado el momento de dejar de correr, de tomarse las cosas con más calma. A partir de ahora solamente dará clases en la Prepa 2.

¿Cómo fue en un principio? ¿Cómo te sentías?

Gracias a Dios siempre he tenido química con los alumnos; ahora, por mi edad, como que se portan mejor, pero en realidad desde mi primera generación en el CUM la he llevado bastante bien. Siempre hay uno que otro con el que no hay química pero un pedagogo muy bueno en un curso de la Facultad de Educación decía que si tienes el 60% de la aprobación de los alumnos quiere decir que no estás tan mal. Por esa parte creo que en general tengo más del 60%, pero siempre hay uno al que no y es lo normal, no puedes decir que le caes bien a todos, a veces es tu método o tu forma de ser la que no cuadra con algunos y otras veces tú dices que no la llevas bien y cuando termina el curso te das cuenta que era una mala impresión nada más.

¿Cómo empezaste?

Toda la gente trae la vocación; lo he visto con mis alumnos, hay algunos que leían más de lo que yo pedía y ya sabías para dónde iban. Todo mundo tiene una vocación y a mí siempre me ha gustado, más que nada, transmitir lo que me gusta, que es la Literatura.

“Es algo muy completo”

Para Jorge May decir que tiene vocación de maestro es algo muy elevado, “maestro es algo muy completo y, gracias a Dios, yo me siento contento con mi trabajo”.

“Es como el que vende bien un producto, nada más que aquí vendes un producto muy formativo, porque va a influir en tu vida. Siempre nos acordamos de los buenos maestros”.

“Así comencé, cuando se encontraron mi gusto por dar clases con el de la Literatura; incluso dejé una carrera y no me arrepiento”.

El maestro resalta su agradecimiento con don Luis Ramírez Rosado, quien lo ayudó a entrar al CUM. “Él me conoció cuando yo trabajaba en la Cristóbal Colón, después me invitó a trabajar acá, tuvo confianza en mí y me hizo titular del salón 43 apenas llegando, eso no está tan fácil. Se lo agradezco mucho, toda la vida se lo he agradecido”.

Años después Jorge May se animó a preguntarle por qué lo había llamado. “Él me hizo una observación de ésas que me emocionan mucho, me dijo que cuando me veía salir de la Cristóbal Colón siempre llevaba mis carpetas para calificar y ‘un buen maestro siempre lleva trabajo a su casa, es parte de lo que hace y ahí se nota el interés que tiene por sus alumnos’”.

“Qué bueno que don Luis sigue con nosotros, no en el colegio pero qué bueno que todavía hay oportunidad de agradecerle; yo digo que es una parte esencial de mi vida, porque gracias a él llegué aquí”.

¿Fue difícil al inicio?

No, el primer año la pasé muy bien, es la generación del director general, cumple 33 años de que llegó. Fue una generación muy buena.

El primer año me dieron clases de Literatura para los de segundo de prepa y Redacción para los de primero. La generación del segundo era muy estudiosa, mientras que los del primero, como todos los de esa edad, estaban conquistando al mundo. La llevé muy bien con ellos, era la generación de Quique Baquedano y Carlos Wabi, de Roberto Quittner y Gonzalo Novelo, de quienes ahorita tengo la suerte de darles clases a sus hijos. Imagínate dos generaciones y en prepa, no en la primaria. Ahorita soy titular del (salón del) hijo de Gonzalo. Cosas así son grandes satisfacciones.

Granito de arena

Jorge resalta que a lo largo de estos años ha visto graduarse a mucha gente y se siente importante por haber puesto un granito de arena en su formación. “Me siento importante gracias a mis alumnos, uno es lo que sus alumnos son, ves el fruto del esfuerzo al ver qué grandes alumnos tienes”.

¿Qué clases has dado?

Comencé dando Redacción e Historia de la Literatura, que luego se transformó en Análisis Literario, después se anexó Literatura Mexicana, ha sido como han ido evolucionando los programas. En la Cristóbal Colón comencé dando Español y al pasar aquí, Análisis Literario. Me hubiera gustado dar clases de Historia… La Literatura es tan amplia, pero si se presentara la oportunidad de dar clases de Historia de México me gustaría mucho hacerlo.

¿Te acuerdas de tu primer día de clases en el CUM?

Fue un día inolvidable, llegué un poco nervioso, era mi primer día en un lugar que no conocía, con alumnos con los que no sabía cómo me iba a ir. En esa época tenía 26, 27 años; ya frente al grupo me sentí más seguro; me sentía bastante nervioso, pero gracias a Dios no se notó.

“Como maestro lo básico es confiar en los alumnos, valorarlos y ver sus cualidades. Te sientes realizado cuando ves que el granito de arena que pusiste funciona. Cuando inicias el curso estás a la expectativa de lo que esperan ellos de ti y qué esperas tú que va a pasar. Conforme avanza el curso vas apreciándolos, conociéndolos y cuando termina es una satisfacción lo que se logró. Lo académico igual es importante: el rigor, la puntualidad, la responsabilidad, son cosas que en el momento los alumnos no aprecian, pero con el tiempo lo llegan a valorar”.

¿Cómo han cambiado los jóvenes?

Estamos en una sociedad que evoluciona, con la tecnología algunas cosas cambian, pero el espíritu, los valores y las actitudes no, son sobre las que hay que trabajar, que hay que integrar a la tecnología. El joven tiene inquietudes, piensa en su futuro, sus esperanzas, miedos, y aunque la moda cambie hay cosas que son eternas, como los valores, la familia.

La moda no es la misma de que cuando entré hace 33 años, pero los jóvenes siguen siendo tan valiosos como toda la vida. Yo me siento igual, no veo cómo diría alguien: ‘Son más groseros, más aventados, ahora te combaten’.

¿Tú has cambiado?

Desde luego, hay que evolucionar, incluso vas aprendiendo de los alumnos. Cuando empecé a dar clases era excesivamente riguroso, sin perdón, y en la actualidad uno se va sintiendo más seguro, va adaptándose y se da cuenta que hay que ser un poco más flexible.

Confianza

Para Jorge, se aprende en especial de los estudiantes y recuerda lo que un ex alumno, al que aprecia mucho, le dijo en una ocasión: “Puedes confiar en nosotros”.

“Me quedé impactado y comencé a confiar”.

¿Cómo te ha afectado la tecnología?

Me sigo adaptando, por suerte siempre hay alguien que te ayuda. Ahora hay que hacer presentaciones, usar la computadora, entrar a internet, eso tienes que asimilarlo como maestro.

Un mejor año…

Son muchos. Hay sus puntos altos y bajos, pero mi satisfacción como maestro es muy grande; ha habido muchos, muchísimos años buenos, fructíferos desde el punto de vista académico, artístico; puedo decir muchísimas generaciones. Siempre digo que lo que vayas a hacer hazlo con todas las ganas, si todo el mundo trabajara en lo que de verdad le gusta estaría contribuyendo a hacer un México mejor.

Una anécdota favorita.

Podría escribir un libro de anécdotas, habría cómicas, tristes, didácticas. Algo que me alegra mucho es que al final del curso los alumnos sienten un poquito de amor por la Literatura, aunque sea un poquito eso me llena más que una calificación.

Algo que vayas a extrañar.

Básicamente, dar clase. En el CUM he encontrado una respuesta magnífica, un nuevo interés cada año, se me hace emocionante compartir mi gusto por la Literatura. Voy a extrañar al colegio, 33 años son tu vida y en mi caso una vida muy querida, en estos años ni un día he reclamado tener que ir a dar clases. El lado positivo es que voy a seguir con los alumnos de la Prepa 2, con quienes podré integrarme más. Mientras Dios me siga dando fuerzas yo seguiré dando clases.

Como buen cantante

El maestro deja muy claro que se va porque así lo ha decidido, “es como con los buenos cantantes, te tienes que retirar cuando tienes voz, no cuando das pena; lo que sí puedo decir que no voy a extrañar es despertarme temprano, cosas triviales”.

“Uno de mis grandes gustos es haberle dado clases a gente que ha destacado en la sociedad. En este momento no puedo recordar tantos nombres, incluso si me preguntaran por mis diez mejores alumnos no contestaría, porque no quiero que el que quede fuera de esos diez se sienta mal. No he tenido diez o veinte ex alumnos excelentes, han sido cientos, ahora son hasta colegas. Aquí en el colegio son ocho que fueron mis alumnos, en la Prepa 2 fueron 16. La lista es larga pero diré algunos de los que que recuerdo con cariño, como Carlos Loret, Pepe Mézquita, que son intelectuales; el mismo Armando Palma ha sido uno de mis grandes alumnos académicamente y además como persona”.

“Si revisara anuarios podría seguir, igual están Trino Molina, Gerardo Millet Menéndez, Carlos Menéndez Gómory, Leonor Cárdenas, Malena Palma Vargas, Marianela Cataño, Eduardo Pacheco, el presbítero Jorge Martínez, Pilar Ibarra, entre tantos”.

“De ambos partidos hay ex alumnos y no quiero decir nombres para no comprometerme políticamente, pero es una satisfacción también que haya artistas, políticos, empresarios, sobre todo artistas por mi lado”.

¿Qué sigue?

Tengo muchos proyectos personales, mientras tenga vida y salud, gracias a Dios, llego completo. El punto débil es que me siento mal por retirarme, pero lo tengo que enfocar positivamente con mis proyectos. Voy a cuidarme más, salir a caminar, tener más tiempo para leer. Y lo que Dios diga. Le doy gracias a Dios por todas las cosas que me han pasado, por esta vida que me ha dado, por haberme hecho maestro de esta institución, por haberme dado la vocación del magisterio y dar gracias en general a la vida.— Mario Ovies Gage y Alejandro Fitzmaurice Cahluni

 

Jorge May Alcocer Últimas palabras

El maestro Jorge May se despide con unas palabras para sus alumnos:

A los ex alumnos

“Pienso que la mayoría de mis ex alumnos son hombres de bien. Quiero darles las gracias por su paciencia, por el aprecio que me tienen. Sé que muchos de mis ex alumnos me estiman mucho; gracias por el cariño, espero de corazón que sigan siendo gente valiosa para la sociedad yucateca”.

A los que ahora deja

“A los alumnos que voy a dejar, simplemente quiero decirles que se les estima mucho, y aunque a veces los trate duro les estimo, les aprecio y los valoro. Desde mi punto de vista, esta generación que voy a dejar es muy buena, ojalá haya aprendido muchas cosas de este colegio, lo que les ofrece. Sean hombres útiles a su sociedad”.

 


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