¡Hola, Rebeca! Mi esposo viene de una familia de escasos recursos y afortunadamente le ha ido bien, ahora vivimos con muchas comodidades. El problema es que todo lo que mis hijos le piden se los compra, dice que no quiere limitarlos como él lo estuvo de niño. ¿Está bien? Rita.
¡Hola, Rita! Es muy común que los padres que vivieron con limitaciones busquen compensarlas a través de sus hijos, dándoles todo lo que ellos quieren sin pedirles nada a cambio, lo que generalmente complica su posición de autoridad ante ellos y merma los resultados que tú podrías tener.
Es importante que tu esposo haga un recorrido por su propia historia, seguramente encontrará muchos pasajes difíciles, dolorosos, que le forjaron el carácter, le hicieron plantearse metas que poco a poco ha cumplido hasta llegar a ser el hombre exitoso que es ahora. Dichos momentos lo forzaron a desear una vida diferente, una familia diferente y es justo lo que ahora tiene; esos recuerdos son parte fundamental de lo que le anima a seguir por la senda que se ha trazado.
Tus hijos, independientemente de su edad, deben saber que cada cosa tiene un valor y éste depende no tanto del precio como del esfuerzo que ellos tienen que realizar para obtenerlo. Es por ello que si cada vez que piden algo se les da sin mediar ningún esfuerzo crecerán creyendo que así es la vida: un lugar donde sólo extienden la mano y obtienen las cosas.
Si tú y tu esposo les exigen ciertas cosas para merecer lo que desean: buenas calificaciones, ser educados, convivir de buena manera en familia, comer con la boca cerrada, tender su cama, arreglar su recámara, entre otros ejemplos, aprenderán que para obtener lo que quieren deben dar algo a cambio. Adicionalmente, esta situación les permitirá a ustedes tener un poco más de margen al negociar con ellos cuando sean mayores, por ejemplo la asistencia a una fiesta, llegar a determinada hora o festejar su cumpleaños, ya que de antemano sus hijos sabrán que para solicitar algún permiso primero deben cumplir con sus deberes o hacer lo que saben que deben hacer pero les da flojera.
Así lograrán formarles el carácter de una manera no tan difícil como lo vivió tu esposo, pero lo suficientemente determinante para forzarlos a dar un poco más de ellos cada vez.
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