JERUSALÉN (EFE).— Israel abrió ayer los actos conmemorativos de la jornada nacional en recuerdo de las víctimas del Holocausto, con especial énfasis al cumplirse 70 años del final de la Segunda Guerra Mundial.
Los actos comenzaron en la Plaza del Gueto de Varsovia del Yed Vashem (Museo del Holocausto) de Jerusalén.
El presidente israelí Reuven Rivlin dijo que “el Holocausto fue un punto de terror en la humanidad, pero el viaje judío no empieza allí ni acaba allí; el viaje judío comienza en Israel”.
Tras su intervención y la del primer ministro Benjamín Netanyahu, se procedió al encendido de seis velas en memoria de los seis millones de muertos en el Holocausto. Estuvo a cargo de seis sobrevivientes a los que Rivlin elogió por saber encontrar la “fuerza para elevarse por encima de las cenizas de los crematorios (…) enseñándonos a elegir la vida”.
Uno de ellos fue Avraham Harshalom, de 90 años, quien logró escapar de Auschwitz, a donde había sido deportado junto a su hermano, que murió al poco tiempo. Tras ser recapturado inició un peregrinaje de campo en campo hasta que en una de las transferencias de reclusos alcanzó la libertad en Praga, desde donde partió a Israel para unirse a la fuerza aérea.
Confesó que es difícil describir lo que significa el Holocausto y aseguró que no se sentía protagonista de un evento que “es importante para no olvidar, que las nuevas generaciones sepan qué ocurrió porque durante mucho tiempo nadie miró y muchos negaron lo que pasó”.
“El Holocausto es parte de la Historia. Y yo no me quedé mirando atrás sino hacia adelante, al futuro”, declaró Harshalom, uno de los 189,000 sobrevivientes que residen en Israel.
Hoy, durante dos minutos las sirenas antiaéreas paralizarán el país en memoria de las víctimas. En el Parlamento se leerán sus nombres. A diferencia de la comunidad internacional, en Israel se conmemora el Holocausto de acuerdo con el calendario hebreo, una semana antes del día de la independencia.