¿Quema la basura o no se molesta en separar la orgánica de la inorgánica? ¿Deja encendidos los aparatos electromésticos o la luz aunque no los esté usando? ¿Viaja en coche así sea a la tienda de la esquina? Entonces no se queje del calor.
Puede que no le preocupe mucho ahora, pero hace diez años, en Rumania, al menos 36 personas murieron en sólo tres días por la ola de calor que afectaba a todo el país, con temperaturas máximas de 35 a 37 grados centígrados. Lo mismo pasó el año pasado en Japón.
“Se prevé que en los próximos años la temperatura de la Tierra aumente medio grado, parece poco, pero es un montón”, advierte el padre Patricio Sarlat Flores.
Sin querer ser alarmista, el secretario ejecutivo de la Comisión Episcopal de la Pastoral Social (CEPS) Cáritas Mexicana, que se ha dedicado a dar conferencias sobre el cuidado de la Creación ante el cambio climático, indica que el problema ambiental “es una bomba de tiempo”, y asegura que el calor del que todos nos quejamos también es consecuencia de nuestras acciones en contra del planeta.
¿Qué podemos hacer para que haya menos calor?, se pregunta el padre Sarlat. En su opinión, cuidar el planeta y hacer lo correcto. Y a manera de “abc” cita las 6R de CEPS-Cáritas: revalorizar, reestructurar, reducir, reciclar, reutilizar y redistribuir, pequeñas acciones en casa.— Patricia Garma