Son muchas las personas que, a escondidas, realizan la obra de Dios de consolar, animar y sanar a los enfermos y sus familias.
Sabemos que ahí están y que muchas veces pasan inadvertidos en su trabajo. Me refiero a los profesionales de la salud, a todos los médicos, enfermeras y enfermeros, trabajadores sociales, estudiantes de Medicina en prácticas, pero también a los muchos voluntarios y visitadores de enfermos que se dedican a llevar consuelo a los que más sufren.
En una audiencia general, el papa Francisco dijo a los voluntarios:
“Que cada persona enferma y frágil pueda ver en los rostros de ustedes el rostro de Jesús, y que también ustedes puedan reconocer en la persona que sufre la carne de Cristo. Los pobres, también los pobres de salud, son una riqueza para la Iglesia y ustedes, junto a tantas realidades eclesiales, han recibido el don y el empeño de recoger esta riqueza para ayudar a valorizarla, no solamente para la misma Iglesia, sino para toda la sociedad. La presencia silenciosa de ustedes es más elocuente que tantas palabras, la oración de ustedes, la oferta cotidiana de los sufrimientos en unión con los de Jesús crucificado por la salvación del mundo, la aceptación paciente y también gozosa de la condición son un recurso espiritual, un patrimonio para cada comunidad cristiana. No se avergüencen de ser un tesoro precioso de la Iglesia” (audiencia del 9 de noviembre de 2013).
Seamos manifestación de Dios para los enfermos, ahí especialmente en los hospitales y centros de salud, donde se percibe de una manera más profunda el rostro sufriente de Cristo. Todos, profesionales o no de la salud, estamos llamados a ser instrumento de la gracia de Dios. Una bendición de Dios para los demás.
Cada uno de nosotros es responsable de descubrir los dones y talentos que ha recibido de Dios y ponerlos al servicio de los demás, especialmente de los más débiles y necesitados, como pueden ser los enfermos.
Vayamos al encuentro de los que más sufren. Si estás buscando un lugar, una oportunidad para servir a los más necesitados, recuerda que los enfermos nos necesitan.— Padre Alejandro de Jesús Álvarez Gallegos, coordinador diocesano para la Pastoral de la Salud
Correo: pastoralsalud yucatan@hotmail.com.