Esta es la historia de Jennifer, una pequeña que fue abandonada por sus padres en el hospital recién nacida.
Ellos no aceptaron el hecho de que naciera sin piernas, pero luego de que una amorosa familia la adoptara, ella decidió que su sueño era ser gimnasta.
Gracias al amor de sus padres adoptivos, Shannon y Gerald, Jennifer creció en un hogar cariñoso y sin que la faltara nada, pero lo mejor fue lo que le enseñaron: “‘No puedo’ no debe formar parte de tu vocabulario”.
Jennifer decidió seguir los pasos de su ídolo, la gimnasta Dominique Moceanu. No sólo lo consiguió sino que, de hecho, comenzó a ganar competiciones, convirtiéndose en la campeona de Illinois cuando estaba en la secundaria.
Cuando cumplió 16 años pidió a sus padres adoptivos que le contaran la verdad sobre su pasado. En ese momento, le revelaron que ella y la gimnasta a la que idolatraba compartían el mismo apellido: “Moceanu”.
Esa fue la primera pista.
Luego, Jennifer comenzó una serie de indagaciones que determinaron que, efectivamente, Dominique Moceanu era su hermana.