Esta Navidad me tocó ver muchos accidentes automovilísticos y he de aceptar que también me dejé llevar por la presión de la temporada y la irresponsabilidad al manejar.
Ayer, de camino a cargar gasolina, iba repasando en mi cabeza los pendientes del día: hacer la compra de la semana, asistir al curso que solicité a la empresa, comer con la familia, ir a una junta con mi jefe y, al salir del trabajo, visitar a una amiga que está hospitalizada…
En eso estaba cuando me sentí atrapada en el tránsito; por la prisa traté de pasar, al no lograrlo intenté un camino alternativo para salir del atolladero. Cuando vi que la cosa empezaba a mejorar me di cuenta de que se estaba aplicando “el uno y uno”.
Por un momento me olvidé de las prisas y al llegar al lugar de buen grado cedí el paso y me di cuenta que el de atrás también lo hacía.
Pensé en cómo algo tan sencillo, como ceder el paso ordenadamente, puede colaborar para evitar el caos vial, prevenir accidentes y fomentar buenas prácticas ciudadanas de respeto y armonía.— María.— Si tienes un testimonio para compartir comunícate con Ana María al teléfono 944-96-73 o escribe al correo testimonios_ de_vida@hotmail.com.