En 1996 un coleccionista privado en Holanda compró una figura histórica de Buda. Lo que no se imaginó fue que dentro de la estatua estaban los restos de una momia milenaria.
Luego de 16 años de tener la figura, el coleccionista envió la estatua para su restauración, y cuando los expertos colocaron al Buda en los rayos X, se mostró que en el interior se encontraba momificado un monje chino que vivió hace más de 1,000 años. Se realizaron diversos estudios de ADN para confirmar que quien se encontraba dentro de la figura era el maestro budista Liu Quan.
En Japón se cree que los antiguos monjes practicaban la automomificación, cuando llegaban los últimos días de su vida se colocaban en posición de meditación y eran recubiertos con papel maché pintado de dorado. Permanecían en esta posición hasta que fallecían por falta de nutrientes.