En noviembre pasado se presentó y comenzó a usar en el país la vacuna para prevenir el herpes zóster, padecimiento más común de lo que se cree pero poco conocido entre la población y que si no se trata a tiempo puede tener secuelas como la pérdida de visión y audición.
Los doctores Jorge Carlos López Cáceres, ginecólogo, y Miguel Ángel Gamboa y Gamboa, pediatra infectólogo, promueven la vacuna en Mérida. Según indican, se trata de una nueva vacuna de los laboratorios MSD, que ya se aplica a población abierta en la medicina privada.
Explican que previene el herpes zóster hasta por 10 años, aunque no descartan que la protección se extienda por más tiempo.
Pero, ¿por qué la importancia de una vacuna contra esta enfermedad? Porque al año se registran 350 millones de casos en el mundo. Uno de cada tres mexicanos presentará la enfermedad en algún momento de su vida.
Las cifras mundiales revelan que a los 85 años de edad el 50% de las personas habrá tenido un episodio de herpes zóster.
Como ocurre con todas las enfermedades, la prevención es la clave, pero en este caso resulta particularmente importante hacerlo por las secuelas que este padecimiento puede dejar en el paciente, además del intenso dolor que le produce. Es justamente el dolor, que puede durar de dos días a una semana, la primera manifestación externa, antes de que aparezcan las lesiones en la piel.
Esto ocurre porque el herpes es una infección viral que afecta al sistema nervioso y se disemina por sus raíces hasta manifestarse con llagas en la piel, que causan prurito y comezón.
Áreas
Las lesiones aparecen de manera más frecuente en el tórax, pero también en las piernas y la cara. Cuando llega al rostro el padecimiento puede complicarse y dejar secuelas en la función visual del enfermo, ya que podría afectar al trigémino, nervio facial que influye en la actividad motora de los ojos.
Los doctores Jorge López y Miguel Ángel Gamboa subrayan que la enfermedad, y por tanto sus secuelas, pueden prevenirse con la vacuna de los laboratorios MSD. La sugerencia es aplicarla a personas mayores de 50 años, así como a aquellas que tienen un sistema inmune deficiente debido a otros padecimientos, como cardiopatías, diabetes, cáncer y males respiratorios, entre ellos asma y enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC).— Iris Ceballos Alvarado