No se asuste, sí se puede. Las fusiones de comida yucateca con vinos son un arte. Los vinos españoles siguen creciendo en el gusto del mexicano y particularmente del habitante de la Península de Yucatán. La pregunta es: ¿Cómo un vino de caracteres fuertes, potentes y aromáticos es la delicia de quienes viven en esta zona?
La respuesta es más que simple, el mismo organismo nos pide “limpiar restos de ‘grasitud’” adherida a nuestro paladar, ya que la mayoría de la comida yucateca está elaborada con cerdo… ese animal tan noble pero con altos contenidos grasos.
Pues bien, fíjense que entre los vinos que se degustan por aquí hay unos que son los predilectos de muchos, según encuestas entre varios centros de consumo de primer nivel y el ránking de vinos más tomados. Son los provenientes de la Denominación de Origen Rioja, una de las más antiguas de la península ibérica.
Esta denominación data de 1925, de la región centro norte de España y se divide en tres subzonas de producción: Rioja Alta, Rioja Alavesa y Rioja Baja. La producción es de más de 200 millones de litros al año.
Esta denominación de origen es una de las dos que han alcanzado la distinción de DOCa (Denominación de Origen Calificada) desde 1991. La otra es Priorat.
La Rioja es una región natural para el cultivo de la uva, pues está bañada por el río Ebro y tiene 63,000 hectáreas; sus suelos son de tipo arcillo calcáreos en la Rioja alta; la Rioja baja posee un clima más seco y cálido. Las variedades autorizadas para vinificar son Mazuelo, Garnacha tinta (no confundir con el platillo), Graciano y Tempranillo. En uvas blancas aparecen Garnacha blanca, Viura y Malvasía.
Los vinos de Rioja son indicados para acompañar la cochinita pibil y la fabada asturiana. ¿Con qué más? Con comidas que tengan cierto grado de grasa. Por ejemplo, un corte de carne con algo de grasita en el borde o marmoleado, que ayudará a digerir mejor.
2015-02-27 03:00:00