Querido Santa:
Te escribo como cada año en estas fechas para contarte sobre todas las cosas que he hecho bien, así como algunas de las que no estoy muy orgulloso, pero siempre con la emoción y esperanza de que mis peticiones se vean reflejadas el día de Navidad.
A lo largo de mi corta vida, mi muy querido amigo, he estado experimentando el verdadero significado de la Navidad de diferentes perspectivas. Cuando era muy pequeño me costaba mucho dormirme durante la Nochebuena, porque reinaba en mí la incertidumbre de qué me irías a dar, y eso me hacía dar vueltas en la cama sin poder conciliar el sueño; en lo único que pensaba era en bajar las escaleras lo más temprano posible para poder disfrutar de mis regalos, era una emoción indescriptible.
Cuando iba a casa de mis abuelos pasaba dos o tres veces por el arbolito de Navidad para ver los tamaños y las envolturas de los regalos, tratándome de imaginar cuál sería para mí. Durante todo este tiempo mi alegría por la llegada de la Navidad se limitaba meramente a esto, el hecho de recibir un juguete. Déjame contarte que como niño me desilusionaba mucho cuando detrás de cada envoltura o caja había unos calcetines o un cinturón.
Ahora, con el paso del tiempo he logrado entender que detrás de cada calcetín o cinturón hay miles de abrazos, palabras de cariño y risas. Que los regalos sea cual fuere su envoltura, tamaño o forma son el pretexto perfecto para experimentar el amor de quienes nos rodean, de encontrarse con aquella persona que no veíamos por mucho tiempo en una posada, de poder pedir perdón por medio de un chocolate o de un momento de diversión rompiendo una piñata.
Por todo esto, Santa, te pido que este año me dejes experimentar la alegría de compartir el trabajo en tu taller y ser obrero de las sonrisas y abrazos que formarán parte de esta Navidad. Todo esto lo puedo lograr gracias a una asociación que tú bien conoces como lo es la Organización de Servicios y Ayuda para la Navidad de los Enfermos (Osane) que el presbítero Jenaro Cervera Ceballos (que en paz descanse) creó hace ya 47 años con el fin de llevar toda nuestra alegría, amor y esperanza envuelta a aquellas personas que están pasando por un momento difícil como lo es la enfermedad, abandono de su familia, discapacidad física o intelectual, y no podrán disfrutar de una cena navideña o un intercambio de regalos con sus familias. No te quedes con las ganas, vive y comparte en esta Navidad. Esperamos tu valioso donativo en efectivo, juguetes y ropa nueva o en buen estado, cobertores y toallas nuevas en el convento de las Madres Guadalupanas (número 212 de la calle 23 entre 30 y avenida Itzaes, García Ginerés; 285-26-32).
Recibimos tu donativo de lunes a sábado de 11 a.m. a 8 p.m. Y te esperamos a colaborar en el taller todos los días de la semana a partir de las 8 p.m. Muchísimas gracias a todas aquellas personas que de alguna u otra manera han hecho posible año tras año la Navidad de los Enfermos. ¡Que Dios los bendiga! ¡Feliz Navidad!- Osane.