SEVILLA.- La Duquesa de Alba está inconsciente y no ha superado la grave neumonía que le afecta desde el pasado domingo.
La aristócrata se halla en su habitación del Palacio de Dueñas rodeada de sus hijos y su marido, reporta el diario “El País”. Fue trasladada allí el martes por la noche por deseo expreso de la familia que quiere vivir así, en la intimidad, estos momentos.
Frente a las puertas de la residencia andaluza de los Alba se encuentran grupos de personas pendientes de las noticias y numerosos medios de comunicación. El estado de salud de la duquesa es extremadamente complicado. “Está muy malita, todos rezamos por ella”, dice Carmen Tello, una de sus mejores amigas y de las pocas personas que ha tenido acceso a su habitación.
La aristócrata, según un comunicado del grupo hospitalario Quirón, es asistida por el mismo personal médico que se ocupaba de ella en el hospital durante los tres días que estuvo ingresada. La situación de insuficiencia respiratoria debida a su infección pulmonar y su debilitado corazón es lo que más preocupa. Los médicos no ocultan la gravedad de la situación y advierten de la edad de la paciente, 88 años.
Junto a la Duquesa de Alba se encuentran su marido Alfonso Díez y poco a poco han llegado sus hijos. El primero fue Cayetano Martínez de Irujo, al que se le unió después el primogénito, el Duque de Huéscar. A última hora de la tarde de lunes aparecieron Eugenia y Fernando. Todos ellos coinciden en la difícil situación en la que se encuentra la duquesa.
A última hora de la mañana de ayer llegaron Alfonso y Jacobo. Los rostros de todos los familiares y amigos que entran y salen reflejan la gravedad de la situación. En la iglesia del Cristo de los Gitanos, del que la Duquesa de Alba es devota, se ofician misas por su salud.
Cayetana de Alba ingresó la noche del domingo a la Clínica de Sagrado Corazón. Llegó con un problema respiratorio a causa de una neumonía y una arritmia cardíaca, aunque el desencadenante de todo fue una gastroenteritis. Desde hace dos años su salud ha empeorado notablemente y en los últimos meses sólo en contadas ocasiones dejó el Palacio de Dueñas, donde se instaló tras casarse con Díez.