Más que uno de los ornamentos principales de Día de Muertos, la flor de cempasúchil puede explotarse como medicina, alimento, bioplaguicida, fertilizante, perfume o producto de limpieza.
“Esta flor tiene un gran potencial, pues puede aportar a la industria soluciones a bajo costo. Sin embargo, debido a la falta de apoyo de la Sagarpa, no se aprovecha”, reprocha Miguel Ángel Serrato Cruz, investigador de la Universidad Autónoma Chapingo (UACh).
En la última década, Serrato Cruz, coordinador de la Red Cempoalxóchitl, ha estudiado esta flor y ha ubicado en el país 33 de las 56 especies que hay en América.
La red, además de estudiar esta especie, apoya a productores para resolver problemas, como la variación en las cabezuelas de las flores, pero la falta de recursos ha frenado sus investigaciones, indica el especialista.
“(Las empresas) necesitan semillas que tengan un alto rendimiento en carotenoides (pigmentos naranjas), que pueden generar productos nutracéuticos (antioxidantes) y que prevengan de riesgos de cáncer del sistema digestivo”, comparte el catedrático.
Otra especie que la red ha analizado es una procedente de Jalisco, conocida como hierba de Santa María, y que es utilizada por las amas de casa para desinfectar sábanas.
Con ella se podrían elaborar productos de limpieza, señala el también doctor en genética de plantas, quien detalla que la aplicación de la flor es diversa, debido a sus pigmentos naturales.
De un vistazo
Recorte de presupuesto
Desde el año pasado, la Sagarpa recortó el presupuesto del Sistema Nacional de Recursos Fitogenéticos (Sinarefi), al cual está integrada la Red Cempoalxóchitl.
En otros países
De acuerdo con la Red Cempoalxochitl: En EE.UU. han mejorado genéticamente la planta para obtener un tallo más corto y práctico. Mientras, en Asia elaboran píldoras con carotenoides, sustancia que aporta el color a la flor, pero que no ha sido estudiada suficientemente. En América Latina hay 56 especies de tajete, nombre científico de la flor, y de ellas 33 hay en México.