MARIO ALBERTO DEL VILLAR CERVERA (*)
-Clarita. Clarita. Ah. aquí estás.., ¿por qué no me contestas?
-Sí te contesté Manuel; lo que pasa es que no me sale la voz. Amanecí ronca; totalmente afónica.
-Totalmente afónica, es un pleonasmo; disfonía, es la palabra. Mira, son muchas las razones por las que uno puede perder momentáneamente la voz. Por ejemplo: hay personas sumamente aprehensivas que en un ataque de ansiedad, pueden quedarse sin voz durante un discurso o una canción; pero ello, en realidad no es una enfermedad de la laringe, el órgano que emite la voz. Lo más común es que se trate de una inflamación como consecuencia de alguna infección de las vías respiratorias o simplemente por irritación de las cuerdas vocales por humo, irritantes, químicos o el ácido que viene del estómago durante el reflujo. Las personas que abusan de su voz, como los oradores, los cantantes, los maestros (que es tu caso), pueden quedar roncos por inflamación, a veces persistente, con formación de nódulos que son callosidades que se hacen en las cuerdas vocales. Todo esto lo sé porque me lo contó nuestro amigo y doctor, “Dr. M.”
-Sí, Manuel -con dificultad contestó Clarita -iré a consultarlo.
-Pensándolo bien, ayer tuviste reunión con tus amigas y gritaste mucho. ¡Eso es!. -De todos modos lo iré a consultar.
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(*) Otorrrinolaringólogo. Niños y adultos. Consultorio 423, Star Médica. Teléfono 196-1514