“Si se supera la mujer, se supera la familia”, afirma Sara María Evia Góngora de Navarrete, presidenta del Centro de promoción social “Nuestra Señora de la Esperanza” al hablar de los servicios que ofrecen las voluntarias vicentinas hace 25 años en esta obra, que está ubicada en colonia Juan. B. Sosa.
En el centro se ofrecen clases de manualidades, costura, cultura de belleza, servicio de dispensario médico y consultorio dental, apoyo escolar, entrega de despensas y bazar de nuevo y usado, entre otros, con apoyo de los DIF Estatal y Municipal. En la actualidad, con apoyo de 20 voluntarias vicentinas, se ofrece atención gratuitamente a 170 mujeres.
La Fundación “Juan E. Millet Rendón IBP” construyó el edificio en la calle 22 entre 7 y 5 de la citada colonia y lo mantiene a la fecha, indicaron miembros del apostolado.
Para celebrar el cuarto de siglo de esta obra al servicio de la comunidad, el padre Jorge Herrera Vargas celebrará misa, mañana, a las 4 de la tarde, en el centro vicentino. Después se efectuará una convivencia.
El padre Jorge Herrera fue párroco de Nuestra Señora de la Asunción, de Chuburná, iglesia de la que forma parte la obra vicentina.
Ayer, en rueda de prensa efectuada en la parroquia, el padre Jorge Herrera, Ligia Josefina Ferráez Evia de Cámara, presidenta del consejo local de Voluntarias Vicentinas de Yucatán y Sara María Evia de Navarrete, presidenta del Centro e integrantes del apostolado dieron a conocer los servicios y las actividades para festejar a Nuestra Señora de la Esperanza.
El padre Herrera recordó que las vicentinas son una obra mundial y en Mérida tiene presencia hace muchos años. En la parroquia de Chuburná hace 25 años se fundó el centro, en la colonia Juan B. Sosa, para apoyar a cientos de familias, con diversos servicios.
La presidenta del Centro indicó que por amor a Dios ofrecen este servicio a la comunidad; una de las mayores satisfacciones es ver que las mujeres se superen, ver como las familias van creciendo.”Si se supera la mujer, se supera la familia”, reiteró. Por eso los servicios se enfocan en ellas.Ligia Ferráez, presidenta del consejo local, aclaró que en los servicios no se promueve el paternalismo. Se les enseña a salir adelante por sí mismos. Ellos nos dan lecciones de solidaridad. “Existe una reciprocidad en la formación”El Centro Nuestra Señora de la Esperanza tuvo sus orígenes en la parroquia de Santa Ana. Cuando el barrio se volvió una zona comercial, se invitó a las voluntarias vicentinas Mercedes Ponce Peón de Millet y María Cristina Peón de Regil de Espinosa, que estaban en ese grupo de la iglesia, a iniciar la obra en la colonia Juan B. Sosa, recordó María Cristina Espinosa de Castillo, parte del apostolado.Las clases se comenzaron a impartir bajo los árboles, en una casa que les prestaron, bajo un tinglado. Con el tiempo la obra creció hasta dar atención a 250 personas.Las 84 voluntarias vicentinas de Yucatán atienten ocho centros. En el 2013 ofrecieron atención a 3,953 personas, “por amor a Dios”, como han hecho desde 1870.- Claudia Sierra Medina