MÉXICO (El Universal).— El metabolismo del ser humano es muy caprichoso y conforme pasan los años se vuelve más perezoso; si no se lleva una buena alimentación se hace ejercicio y sobre todo, se toma agua, podríamos sufrir sobrepeso.
Generalmente cuando nos acercamos a los 30 años de edad es más fácil subir de peso y en contraparte, se vuelve más difícil adelgazar. Esto se complica más en el organismo de las mujeres, pues enfrentan distintos cambios que pueden afectar su peso, además un embarazo también significa un aumento de peso, por lo que deben de cuidarse para conservar la figura.
Por eso una buena alimentación y el ejercicio deben formar parte de su vida diaria para mantenerse en forma.
En este sentido el sitio “entremujeres.com” presenta algunos hábitos que te ayudaran a bajar de peso, a mantenerte saludable y sentirte bien.
1) Nada está prohibido. Hay alimentos más y menos convenientes. Tienes que saber elegir y poner en práctica la flexibilidad, sin ser rígida ni permisiva. Te puedes programar un “gusto” por semana en la etapa de descenso (más en la de mantenimiento).
2) Mímate a diario. Piensa que la salud necesita del cuidado de todos los días, no sólo de los últimos meses del año, cuando se acerca el “calorcito”.
3) Olvida la “dieta”. Focaliza en el cambio progresivo de hábitos alimentarios y estilo de vida. Si lo tomas como un proceso de aprendizaje, puedes bajar la ansiedad y hacer un tratamiento paulatino pero con continuidad.
4) Toma mucha agua. Incorpora abundante cantidad de líquidos sin calorías a lo largo del día (no menos de 2,5 litros) y en cada comida. Empieza cada almuerzo y cena con un tazón de caldo o sopa de verduras, u otro líquido en los días de calor.
5) Distribuye las comidas. Tiene que haber, como máximo, tres horas entre cada una. Colabora en la aceleración del metabolismo, el mayor gasto de calorías y la regulación del nivel de hambre. Haz las cuatro comidas principales (dándole mucha importancia al desayuno) y dos colaciones.
6) íAcuÚrdate de las verduras! Empieza el almuerzo y la cena, después del caldo, con un plato abundante de verduras (de todos los colores) crudas o cocidas. Te da mayor valor de saciedad y sirve para achicar el tamaño de las porciones.
7) Sí a las frutas. Inclúyelas como colaciones (para comer durante el día, cuando tienes hambre) y como postre. Cuanto más variadas, mejor. Suma al menos tres unidades diarias.
8) No te olvides de las proteínas. Las magras (no acompañadas de grasas) están en los lácteos (leche, yogur y queso) descremados, carnes rojas y blancas desgrasadas y huevo. Aumentan el gasto metabólico, brindan sensación de plenitud (te sientes “llena”) y hacen que se quemen más calorías.
9) Entrénate en el “comer consciente”. La mayoría de nosotros no presta atención a la calidad ni a la cantidad de lo que come, somos “consumidores automáticos”. Pero puedes cambiarlo: tómate el tiempo necesario, disfruta de las comidas, mastica más, usa cubiertos y evita mirar la TV o la computadora. Así, registras la saciedad.
10) Elige una actividad física que guste. Que resulte divertida es la clave para poder sostenerla en el tiempo. Empieza de a poco si eres sedentaria y, en lo posible, con el asesoramiento de un instructor o profesor. El movimiento va de la mano de la buena alimentación, son los dos pilares esenciales.
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