Autor: Pilar Varas (*)
Todos hemos asistido a un gran evento, llámese bautizo, cumpleaños, graduación, boda, inauguración, toma de posesión, y a veces salimos del sitio donde tuvo lugar la celebración pensando por qué en unas ocasiones la pasamos tan bien y por qué en otras salimos con la sensación de haber perdido el tiempo. Quizás la respuesta sea ésta:
Tuve el honor de ser invitada a unas bodas de diamante y lo pasé bien. ¿Cuál fue el motivo? Sin lugar a dudas la organización; la celebración estuvo muy bien organizada y la organización de un evento entra dentro del protocolo. Créanme, el protocolo es tan importante en la vida que todo lo resuelve, pues su principal objetivo es conseguir que las cosas salgan bien.
La función del protocolo es amplísima, ya que abarca desde la organización del evento, la comunicación y la imagen personal y corporativa hasta el comportamiento social e institucional. Para no marearlos les diré que el protocolo lo podríamos dividir en cuatro: estructural, de gestión, de atención a personalidades y de eficacia personal.
En la organización de las bodas de diamante participaron todos los integrantes de la familia y, tal vez sin saberlo, utilizaron de una manera muy acertada el protocolo, ya que trabajaron con mucho cuidado la imagen y los detalles. Además, fui gratamente sorprendida por los miembros de la familia que resultaron ser unos extraordinarios artistas, desde el homenajeado, que es director de orquesta, hasta su nieta, que cantó de maravilla.
Los bisnietos no actuaron, son pequeñitos, pero se portaron tan bien que daba la impresión de que no estaban.
Los invitados también estuvieron a la altura de la celebración, no se dejó nada al azar y cuando las cosas se hacen bien, bien terminan.
—–
*) Diplomada en protocolo y organización de eventos, y artista plástica. Correo: pvarases@msn.com.