NUEVA YORK.- Una nueva declaración de la Academia Americana de Pediatría anima a los adultos a leerles en voz alta a sus hijos todos los días, a partir de la infancia, con la intención de promover la alfabetización y fortalecer los vínculos familiares.
La declaración pide a los pediatras que aconsejen a los padres “actividades de lectura adecuadas para la etapa del desarrollo que tanto el niño como los padres pueden disfrutar y que ofrezcan una exposición rica en lenguaje a los libros, las imágenes y la palabra escrita”.
Las investigaciones han hallado que los niños cuyos padres les leen tienen ventajas en materia de alfabetismo, apunta Pamela High, directora de Pediatría del Desarrollo y Conductual del Hospital Pediátrico Hasbro en Providence, Rhode Island.
La lectura puede proporcionar incluso a los bebés palabras habladas y sonidos que forman la base del desarrollo del lenguaje futuro.
Los niños cuyos padres no les leen “escuchan menos palabras y saben menos palabras, tienen menos recursos de alfabetismo en casa”.
“En los niños con unas capacidades mayores de lectura uno se entera de que los padres comenzaron a leerles a una edad temprana”.
Que los padres les lean a sus hijos pequeños también crea una experiencia rica que fomenta la evolución social y emocional en un período crítico del desarrollo temprano.
“Los variados beneficios de la lectura diaria a principios de la vida realmente se basan en la evidencia. Estimula el desarrollo del cerebro y no hay duda de que mejora el desarrollo del habla y el lenguaje”, afirma el doctor Peter Richel, jefe de Pediatría del Hospital de Northern Westchester en Mount Kisco, Nueva York. “También enriquece la experiencia familiar y contribuye al desarrollo social y emocional”.
Richel dice que su hospital ha tomado medidas para que el fomento del alfabetismo se incluya en la enseñanza a los nuevos pediatras. “Lo añadimos a su entrenamiento para que durante las consultas de rutina de los niños aconsejen a los padres que incluyan la lectura diaria”, dice.
La pobreza plantea una diferencia en si los padres les leen a sus hijos y la declaración de política exhorta a la financiación estatal y federal para que se provea libros infantiles a los padres en o cerca de la línea de la pobreza.Se les lee a alrededor del 34 por ciento de los niños que viven en familias por debajo de la línea de pobreza, en comparación con el 60 por ciento de los niños que viven en un 400 por ciento o más por encima de la línea de pobreza, señala Pamela.”Los padres deben seguirles leyendo a sus hijos durante todo el tiempo en que los niños se muestren interesados”, propone.”Mi elección fue leerles a mis hijos hasta que tenían 10 u 11 años”, dice Pamela, quien indica que a medida que los niños crecen los padres pueden ayudar a mejorar la comprensión de lectura al tener unas conversaciones más profundas sobre cada libro.Richel se muestra de acuerdo, pero añade que los padres deben asegurarse de no obligar a un adolescente no interesado a leer. “Cuando están leyendo algunos niños quieren leer todos los libros del mundo, mientras que otros quieren tener todos los equipos deportivos que ven y en realidad no les gusta leer. Haría que (leer) fuera parte de la rutina mientras dure. Cuando ya no les interesa, no se debe ser contraproducente, así que nunca se les obliga”.