“Dios les bendiga y que les de salud y dinero porque es muy necesario”, dice doña Juana Bautista Villanueva y Villanueva viuda de Lara, a pocos días de celebrar su cumpleaños número 100.
Doña Juanita, como la conocen en la colonia Petcanché, en donde vive hace 15 años, nació en Valladolid el 24 de junio de 1914 pero creció en Motul, del cual extraña todo.
Sus ojos, esos ojos que luchan con la opacidad, que cada vez es más latente, se apoyan en una sordera aguda para esconder los recuerdos de cien años que se rehusan a salir.Hay que escribirle las preguntas para que recuerde lo bello de su infancia y juventud cuando se reunía con sus amigas en la explanada frente a la iglesia de Motul, donde comían panuchos.
“De Motul extraño todo porque allí crecí”, dice sin dar más detalles, y luego sonríe; voltea hacia el fotógrafo y le dedica otra bendición: “Que dios te bendiga y te traiga salud y dinero porque es muy necesario”.Sentadita en una mecedora blanca de herrería, doña Juanita quizá sospecha que aquellos extraños de uniforme quieren saber de su vida y por ello, sin previo aviso, dice que sólo tuvo una hija: Elsi Noemí Lara Villanueva de Andrade.
Los recuerdos la regresan momentáneamente a su tierra, donde se casó con Bernardo Lara Barea. “Yo tenía como 22 ó 24 años de edad y mi boda fue normal como todas las bodas… después que me casé venimos a Mérida”.
Luego comenta que enviudó a los 20 años de casada. De eso han pasado 50 años. “Enviudé y no me volví a casar”.
Otro viaje que pasó a la lista de inolvidables, pero sin revelar el porqué, fue uno a Veracruz.
Vuelve a sonreír y deja de hablar sólo pasa la vista por la terraza que barre cuando ve que se meten las hojas. Es su hija quien revela que pezuñas rebosadas, chicharra de cerdo y huevo son los platillos favoritos de doña Juanita. Su yerno, con una risa pícara, añade que la centenaria todos los días toma un vasito de ron con Coca Cola.”La verdad come de todo…”, dice Elsi Noemí, quien es interrumpida por la voz de doña Juanita: “Sabes (le dice al reportero que apunta en su libreta) la pintura de aceite es la mejor”.
“Esa casa verde (la de enfrente) hace 15 años la pintaron y sigue igual. Es un poco cara, pero vale la pena porque dura”. Cuando calla y ve que el fotógrafo se acerca para captar sus expresiones, vuelve a bendecirlo y de inmediato hace lo mismo con el reportero.
Esas bendiciones que reparte son producto de su religiosidad. Todas las mañana al despertar lo primero que hace es orar, luego desayuna y después acecha a la terraza y si ve alguna hoja coge su escoba para barrerla.
Su jornada incluye la lectura del Diario, en especial las secciones Nacional, Local e Imagen, y no lo suelta ni siquiera por el esfuerzo que requiere leer las letras chiquitas con una lupa.
Si le da tiempo se dirige a la cocina a preparar una sopa. “Sigue activa”, dice su hija, tras aclarar que sólo hace las cosas que no requieran mucho esfuerzo.
En las reuniones familiares tiene uno que otro chiste que contar, y es que la alegría ha sido parte de su vida. De hecho no se perdía los carnavales de Mérida, el cual disfrutaba en las gradas.- I. Canul
De un vistazo
Su familia
La familia de doña Juanita la integran su hija Elsi Noemí Lara Villanueva de Andrade y su yerno José Andrade Alonzo (a quien considera un hijo); su nieta (Elsi Noemí del Carmen Andrade Lara) y una bisnieta (Krysta Sofía Gómez Andrade).
Viaje a Miami
Para superar la pérdida de su esposo, doña Juanita viajó a Miami con un grupo de amigas en 1975 para asistir al concurso Miss Universo.