No sé si alguien de los que esté leyendo estas líneas vio la ceremonia de canonización de Juan Pablo II y Juan XXIII. Aquello fue un derroche de exquisitez impresionante. Los encargados del protocolo del Vaticano organizaron una ceremonia muy cuidada y el resultado fue ¡espectacular!
La canonización conservó la solemnidad de las ceremonias tradicionales de la Santa Sede. Así, pudimos ver a las esposas de los jefes de Estado vestidas de negro y las reinas católicas de blanco, como rigen las normas de la indumentaria en el protocolo vaticano. El protocolo institucional es el que da la pauta para el protocolo social, porque nos dice exactamente qué tenemos que hacer en cada momento para causar buena impresión, por lo tanto conocer los buenos modales y ponerlos en práctica se convertirá en una herramienta para desenvolvernos en el día a día y crear una atmósfera de glamour a nuestro alrededor.
Una persona con buenos modales no teme enfrentarse a los retos que se le presentan en la vida diaria, como asistir a un banquete donde puede encontrarse con una cantidad de cubiertos a un lado y a otro del plato, y si sabe cómo comportarse en la mesa los utilizará debidamente. Conocerá la manera de conducirse en público, lo que implica la compañía de nuestros semejantes en la calle, el cine, el teatro, el templo, las tiendas, el restaurante, el trabajo, donde debemos ser personas agradables y atentas con los demás.
Lo importante es tener presentes los buenos modales y saber que las buenas costumbres nos obligan instintivamente a que tengamos consideración con nosotros mismos. Esto sí vale más que todas las riquezas y la fama juntas, porque la autoestima es lo único que proporciona la verdadera felicidad.
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*) Diplomada en protocolo y organización de eventos, y artista plástica. Correo: pvarases@msn.com